viernes, 13 de diciembre de 2013

On air: Seguratas o policías

Es curioso, después de escribir esta columna, estuve hablando con un alumno mío que es Policía Judicial y que me parece un hombre absolutamente sensato y cabal sobre estos temas, entre otras cosas. Es cierto que las generalizaciones no son buenas, pero las normas deben prevenir que aquellos que tienen el monopolio en el uso legítimo de la violencia se extralimiten y dar ese poder a los guardas de seguridad no contribuye precisamente a eso. Prefiero, sin duda, depender de funcionarios que se esfuerzan por terminar una titulación universitaria y mejorar su formación, aún con los reparos que pueda tener en algunos casos, que de trabajadores explotados, mal pagados y peor formados.

Debo reconocer que no me siento cómodo cuando se me acerca un policía. No creo que sea por aquello que nos decían cuando niños y nos portábamos mal en la calle de que iba a venir el guardia. Tampoco es que yo sea una persona especialmente conflictiva en mi día a día. Alguna multa de tráfico y poco más. Creo se debe a ciertas experiencias profesionales posteriores en las que he visto un ejercicio abusivo de su cargo y cierta sensación de impunidad. 
La sensación de impunidad es una de las cosas que más daño hacen a la sociedad. En los policías que abusan, en los políticos que incumplen la ley de incompatibilidades o en los corruptos que se llenan los bolsillos y después salen corriendo a pedir el indulto. Con este punto de partida, quizá deba matizar que conozco también a muchos agentes policiales eficaces, competentes y serviciales. Sin embargo, no entiendo como esos agentes honrados y cumplidores de la ley son después tan endogámicos para proteger a los que se escudan en la placa y el uniforme en la comisión de sus abusos. 
Mi incomodidad varía según el agente que se dirija a mí. Prefiero a los Guardia Civiles, tan denostados ellos, pero que en mi experiencia práctica no se ensucian las manos con minucias. Cumplen la ley y la hacen cumplir. Y si fuera catalán temería como nada a los Mossos de Esquadra, la policía autonómica que acumula tras de sí un auténtico reguero de víctimas, investigaciones y condenas. 
Con todo, lo que tengo claro es que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han de tener el monopolio del legítimo ejercicio de la violencia y cualquier cosa que vaya privatización del mismo es un paso atrás de proporciones desmesuradas. La Ley de Seguridad Privada con las nuevas atribuciones a los guardas de seguridad me aterra. Como con los policías, conozco de todo entre del gremio, pero si funcionarios públicos que desarrollan un proceso de formación continua, seleccionados con exhaustivos sistemas y que reciben un sueldo acorde pueden llegar a extralimitarse, no quiero ni imaginarme lo que podrá suceder con trabajadores peor pagados, sometidos a procesos de selección menos rigurosos y cuyos empleadores no asumen tantos esfuerzos formativos. 
Después del desmantelamiento del Estado del Bienestar parece que nos toca asistir a la demolición del Estado de Derecho. Tras las tasas judiciales viene la Ley de Seguridad Privada y en camino la Ley Mordaza de Seguridad Ciudadana. El gobierno quiere garantizarse impunidad y eso es lo más peligroso que hay para una sociedad.

jueves, 5 de diciembre de 2013

On air: Sólo cuatro días

Mañana es el Día de la Constitución y el próximo martes el Día de los Derechos Humanos. Sólo cuatro días entre dos celebraciones que deberían tener un marcado tinte reivindicador porque en ambos casos se conmemoran textos de gran exigencia para los poderosos y protección para los ciudadanos. Sin embargo, a la Constitución le han quitado cualquier valor en ese sentido, manipulándola de forma vil hasta ponerla al servicio de una pare de su contenido y no de su completo tenor.

Hoy les voy a leer unos fragmentos de un texto revolucionario y subversivo. Fue escrito hace casi 35 años pero su lectura ahora resulta de lo más pertinente. Por ejemplo, esa parte en la que dice que “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. O al afirmar que los valores superiores son la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo. Y, por supuesto, con aquello de que “Todos los españoles tienen derecho al trabajo, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia…”. Sí, es la Constitución Española de 1978 el texto que les estoy leyendo. No quiero cansarles con la lectura pero creo que, de vez en cuando, es interesante recordarla. 
Debería hacerlo Rajoy cuando dice que las manifestaciones tienen que someterse a autorización previa, en contra del artículo 21 que dice, precisamente, lo contrario. O el Ministerio de Trabajo que se ha saltado aquello de “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios” con la nueva regulación de la negociación colectiva. O la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz con su peculiar comprensión del “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.” O Hacienda que no recuerda aquello de que “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica”. 
Una de las definiciones que más hilaridad me produce es la de partidos constitucionalistas al PP y al PSOE en el marco de las cuestiones nacionalistas vascas y catalanas. A veces, parece que lo único que reconoce la Constitución Española es la indisoluble unidad de la Nación española patria común de los españoles, que también. Pero el mismo furor que ponen algunos en la defensa de esa parte de la Constitución o de aquella otra nueva en la que se establece el principio de estabilidad presupuestaria deberían ponerlo en la parte que establece la función social como límite a la propiedad privada, la distribución de la renta personal más equitativa o la igualdad real y efectiva.  
Mañana, 6 de diciembre es el Día de la Constitución. Cuatro días después, el 10 de diciembre, será el día de los Derechos Humanos. La Constitución y los Derechos Humanos están muy próximos. De hecho, sólo un puente los separa. Aunque, por desgracia, también es un puente por el que apenas se circula, y es que los políticos, los banqueros y los demás poderosos han prendido fuego al carril reversible.

On air: Los puentes de Cánovas

Dos puentes fueron noticia la semana pasada. Uno, el de La Pepa porque sigue acumulando retrasos. El otro, el de Carranza, por su tardía reparación. En ambos, la gestión que se hizo desde los dirigentes del Partido Popular no fue todo lo eficaz que debiera.

Aunque será la semana que viene cuando los más privilegiados disfrutemos de una de esas concatenaciones de días festivos a la que llaman puentes y que el Gobierno de Mariano Rajoy pretende eliminar, el Partido Popular ha anticipado sus problemas con los puentes una semana. 
La ministra Pastor vino a visitarnos para reiterar el compromiso del Gobierno por la Plataforma Logística, nuevo juguete de infografías y maquetas del teofilismo. Como dice aquel, mucho rollo pero poca manteca al bollo. El compromiso no pasa de las palabras a los billetes y mientras Cádiz se cae de las infraestructuras portuarias europeas preferentes. 
En su visita a Pastor la engancharon con una pregunta sobre el segundo puente, ese que se acabaría si no hacía viento a finales de este año. Pero viendo el estado de las obras pareciera que hemos tenido un año lleno de huracanes. Es evidente que no cumplirá su palabra pero esta vez, el Partido Popular de Cádiz no ha puesto el grito en el cielo ni ha comenzado campañas de recogida de firmas pagadas con nuestros impuestos. Ahora agacha la testuz y culpa a Dragados y hasta a Zapatero, en un nuevo ridículo del Gobernador Civil de Cádiz. 
Aunque puestos a hablar de Javi Torre, peor ha sido su gestión del cierre del carril reversible. Diez días ha tardado en reabrirlo. Las sospechas de que utiliza las retenciones de tráfico en los accesos a Cádiz para enfrentar a conductores y trabajadores de Navantia se extienden, más aún cuando en las aglomeraciones diarias no se observa ni un solo agente de tráfico. Al principio los conductores miraban a Navantia, cuando se supera la semana empiezan a mirar a la calle Barcelona. Curiosamente, el carril abrió pocas horas después de que el Comité de Empresa diera pábulo a esos rumores. Y es que la relación del PP gaditano con los trabajadores de Navantia va del mal en peor. Ni una voz discordante que recuerde lo obvio: que el sector naval es uno de los pocos motores industriales de nuestra Bahía. Ni una crítica a Gas Natural por sus palabras sobre nuestros astilleros. Si la situación les delata, más aún cuando se les compara con sus compañeros gallegos, ahora mismo manifestándose en Madrid por Navantia. En Cádiz, mientras, se cita a trabajadores a declarar en el Juzgado. Diferentes grados de compromiso con el empleo naval de su zona. 
El Partido Popular de Cádiz ha demostrado que no es un puente hacia el progreso de nuestra Bahía sino que, en todo caso, es una vía muerta a través de la que transitan tranquilos sus mandamases madrileños. Puestos a escoger entre los ciudadanos y los ministros, el PP se ha colocado en aquel lado del puente, lejos de Cádiz.

jueves, 14 de noviembre de 2013

On air: La Justicia y las basuras

El panfleto pagado por todos los gaditanos
durante la huelga
Como Madrid lo monopoliza casi todo, la huelga de basuras de la capital nos tiene inundados nuestros televisores. En Cádiz tuvimos una huelga como esa hace un año y cuatro meses. La huelga de Cádiz vino provocada por la negativa de la empresa a subir el sueldo a los trabajadores tal y como había pactado. Ahora, con el paso del tiempo, la Justicia le ha dado la razón a los trabajadores. Por eso, he decidido dedicar mi columna a esa sentencia y su escasa repercusión mediática.

Hoy les voy a proponer un ejercicio de memoria. Regresemos al Doce, al famoso Bicentenario que iba a cambiar Cádiz para siempre y sólo sirvió para que no cambiara nada. Durante el mes de julio, tenía programada su visita a la ciudad la Gran Regata de Veleros. Con ocasión del acontecimiento los trabajadores de la concesionaria de Sufi Cointer anunciaron una huelga en lo que los pijos denominan recogida de residuos sólidos urbanos. Lo que toda la vida de Dios ha sido el servicio de basuras. 
Aquella huelga, más o menos oportuna, venía motivada por la decisión, más o menos oportuna, de la empresa Sufi Cointer de no pagar el aumento de sueldo que había firmado en el convenio con los representantes de los trabajadores. Aquella huelga, más o menos oportuna, sacó a la luz algunos de los comportamientos más rastreros y ruines que se han visto en esta ciudad en los últimos tiempos: la agresión con punzón a un miembro del comité de empresa, el despido a dos trabajadores que pidieron sureadmisión con una huelga de hambre y, por supuesto, la actuación municipal. Porque con el dinero de todos, incluso con el dinero de los trabajadores de Sufi Cointer, la prensa de la ciudad cedió su dignidad para publicar unignominioso panfleto en el que, con tantos detalles como poco rigor, se especificaba el sueldo de los trabajadores en huelga. Aquella práctica ya la había iniciado Alejandro Varela con los monitores de piscina. Pero lo que en el caso del lateral ahora ascendido (qué poco hay que hacer para ascender en el equipo de Teófila) era una carta personalizada, para los trabajadores de la basura se convirtió en un escarnio público en los medios de comunicación en una de las páginas más sucias, y son muchas del goebbeliano servicio de propaganda del Ayuntamiento de Cádiz. 
Supongo que ya han recordado todo aquello. Pues resulta que ahora, un año y pico después de aquellos hechos, la justicia ha dado la razón a los trabajadores de Sufi Cointer y la empresa tendrá que abonarles el porcentaje de incremento pactado. La huelga tenía sentido. Las movilizaciones eran legítimas. Pero de eso no dijeron nada en el panfleto pagado con dinero público. De esta sentencia no dirán nada las pantallas de Cádiz Conecta más pendientes de la firma de un convenio sobre salud auditiva o de los arreglos a la Casa de la Juventud.  
No se dejen confundir. Lo que de verdad pasa en esta ciudad no sale en esas pantallas de dudosa financiación. Ni siquiera en los periódicos, aunque el más señero amague con la ruptura. Lo que les cuentan es lo que quiere el personaje que mueve los hilos como ocupa de un despacho del Ayuntamiento. Pero lo que de verdad pasa, lo sabe la calle. Por eso las redes sociales les ennervian tanto, porque escapan a su control. Y porque por mucho que difamen, manchen y acusen, al final sale la verdad.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

On air: El túnel

Llevaba varias semanas rumiando la historia de este jueves. Es una historia de esas que oyes, que te cuentan, que vas viendo y te conmueve. No es de las peores teniendo en cuenta que hay gente rebuscando en la basura, pero está tan cerca de pasarnos a cualquiera, a un trabajador de Fagor, a uno de Panrico o a cualquiera de esos seis millones de parados.

Hoy voy a contarles una historia tan real que tengo que cambiar el nombre de sus protagonistas para que no se molesten conmigo, porque no les he pedido permiso. En realidad, cuento su historia porque su historia no es solo suya, es la de muchísima gente. 
El primer personaje de esta historia, digamos que se llama Flor. Podríamos decir que Flor tiene la suerte de trabajar. Entró hace unos años en la empresa con un sueldo de 400 euros por media jornada. La media jornada casi nunca se cumple pero el sueldo no sube. Al poco tiempo, la compañera que hacía las mismas horas que ella se jubiló y ella asumió sus funciones aunque no su sueldo. Por el camino, su pareja perdió el trabajo en la industria naval y la hipoteca que pagaban a lo justo ahora solo pueden pagarla comiendo en casa de sus padres y cenando lo que pueden. 
Cuando Flor cree que lo está pasando mal, mira a su hermana. Su hermana, Ester, también trabaja. En una de esas guarderías que la Junta de Andalucía tiene concertadas y a las que paga de forma tan irregular. Entre los problemas de pago de la Junta, la mala gestión de su jefa y que con la crisis cada vez son menos niños los que van a guarderías, Ester lleva dos años sin cobrar. Dos años levantándose temprano, despidiéndose de sus hijos, cuidando a los hijos de otro pero sin ver al final de mes un salario completo. De vez en cuando, cuando la jefa ingresa algo paga una parte de lo que les debe y ella no sabe si odiarla o comprenderla. Pero si Ester se va pierde sus derechos, no cobra paro, ni ayuda ni nada. Si se queda tiene la esperanza que algún día se solucionen las cosas, pero cada vez la lista de acreedores de su jefa es más amplia. La cuestión es que no le queda ni para comer sus hijos, que comen con la abuela, la madre de Flor y Ester. 
Al contrario que Flor, Ester vivía desahogadamente en los buenos tiempos. José trabajaba en la construcción. Nunca ganó esos cinco mil euros que ahora echan en cara los que dicen que vivíamos por encima de nuestras posibilidades pero con los mil quinientos largos de su marido y los novecientos suyos les daban para vivir con holgura. Pero lo de la construcción reventó, como todos sabemos y ahora José lo más que hace es chapuzas por las casas. Si le sale alguna, esa semana comen pescado o le compran ripa nueva a los niños que los pobres no tienen la culpa de nada. Sobrevivir dándole vueltas a la cabeza para cuadrar unas cuentas que nunca llegan por el lado de los ingresos y siempre sobran por los gastos. Y lo peor, sin saber hasta cuándo, sin ver solución. 
Ahora que venga Montoro a decirle a Flor, a Ester y a José que estamos saliendo del túnel. Ahora que venga De Guindos a decirles que los españoles cada vez tienen menos miedo a perder su empleo.

jueves, 17 de octubre de 2013

On air: El Cementerio de Cádiz

Estos días están las máquinas trabajando en el cementerio de San José para derrumbar las cuarteladas que siguen en pie. La noticia que publicaban los medios me ha dado lugar a mi columna de esta semana.

Como no conocí a mi abuela y mi abuelo nos dejó cuando yo tenía poco más de dos años, el único recuerdo que guardo de ellos es el frontal de una lápida en el Cementerio de San José. Allí iba cada fin de semana acompañando a mi padre a honrar a los difuntos, según le enseñaron en su tradición. Limpiábamos, cambiábamos el agua, comprábamos flores nuevas y nos movíamos en silencio por allí. Después llegaron otros a los que sí conocí y ver sus lápidas suponía recordar los momentos que habíamos vivido juntos y empecé a entender el porqué del silencio y la tristeza de aquel lugar. Eso fue antes de que los muertos se fueran a Chiclana y se pusiera de moda la incineración. 
El Cementerio da para tantas historias como ocupantes y visitantes. De las más desgraciadas, sin duda, la de los arrojados a la fosa común, fusilados por rojos en una guerra entre hermanos y sin derecho a lápida. O la de las sepulturas vacías de esos niños robados cuyas madres aún los buscan denodadamente tres décadas después.
Cada uno tendrá un recuerdo de aquel cementerio y supongo que el otro día, la prensa publicaba la imagen de la piqueta mandando a tierra las cuarteladas que sirvieron de tierra a tantos féretros se le vendría a la cabeza. Recuerdos y anécdotas como aquel día, a mediados de los noventa en el que fuimos a visitar una casa en venta en la calle Pereira. El balcón, ofrecía la imagen maravillosa del océano en su inmensidad y la tétrica del cementerio en su eternidad. Alguien, no sé si mi madre, no sé si yo, nos lamentamos de aquella visión a lo que el vendedor nos respondió “¿El cementerio? Pero si ya está cerrado. En dos años lo han tirado y hay una plaza preciosa”. 
Los dos años se han multiplicado por diez y veinte años después aún está Cádiz tirando su cementerio. Si fuera lo único, podríamos hablar de suceso excepcional, pero el listado de cosas de nuestra ciudad que deberían estar terminadas y siguen en proceso, no se acaba. Desde las recién terminadas viviendas del Matadero, que con toda su polémica final, acumularon un lustro de retraso, hasta el segundo puente que nunca estará para el Bicentenario. Y por medio la Ciudad de la Justicia, el Pabellón Portillo, Valcárcel, el Náutico, el Olivillo, Talleres Faro, Navalips,… Hasta la iniciativa privada fracasa en ejemplos como el de Los Chinchorros, justo en la puerta del cementerio. 
Estos días terminamos de tirar el Cementerio de San José porque Cádiz ya no necesita un lugar concreto para enterrar. Sin pulso, sin iniciativas y sin cumplir sus proyectos está tan muerta que todo Cádiz es un cementerio.

lunes, 14 de octubre de 2013

On air: La vergogna di Lampedusa

Con retraso cuelgo mi artículo de este jueves, dedicado a la tragedia de Lampedusa. Sin embargo, no pierde vigencia porque este viernes volvió a ocurrir otra tragedia en el intento desesperado de los desheredados de la tierra africana por llegar a las costas europeas. Precisamente, este miércoles la APDHA ha convocado una concentración en solidaridad con tantas y tantas víctimas habidas y por llegar y en repulsa por la actitud de los gobernantes de Europa.

Ya han llegado a 300. Pero no hablamos de los espartanos que lucharon contra los persas en la batalla de las Termópilas. Los 300 a los que me refiero han tenido una semana de medios, quizá algunos días más, pero no pasarán a la historia. Entre otras cosas porque solo son 300 más. 300 cadáveres que han sido ya rescatados de la barcaza hundida en Lampedusa tratando de alcanzar el sueño europeo desde el continente africano. Pero en el barco quedan aún algunos y en el fondo del Mediterráneo muchos más. Hasta 25.000 africanos, según las estimaciones menos pesimistas, han perdido la vida huyendo de la pobreza y de la miseria.
Las dantescas imágenes de las hileras de féretros, muchos de niños, las historias contadas por los submarinistas, esa madre que se ahoga aferrada a su hijo de pocos años… la tragedia de Lampedusa sacude a todo aquel que pueda mantener un mínimo de humanidad. Pero nuestras reacciones son tibias, con poco compromiso aunque las dimensiones del desastre admitan difícil comparación.
Cuando los africanos mueren poco a poco, no interesan. Si no mueren pero se juegan la vida tratando de saltar una valla, cada vez más alta, cada vez más fortificada, se convierten en asaltantes, en amenaza. Si mueren muchos a la vez en nuestras costas volvemos la cara un rato. Es la hipocresía de esta Europa. Una Europa cada vez más fortificada que no se para a pensar en los desheredados que se quedan a las puertas.
Y llegan los gobiernos, los mandamases de Bruselas, de Frankfurt, de Estrasburgo para prometer dinero en inmigración pero no cuentan en qué lo gastarán. Porque Europa ya se gasta mucho dinero en los inmigrantes subsaharianos. Euros para que los gobiernos del norte de África controlen a los inmigrantes y que estas tragedias no sucedan en nuestras costas que eso llama la atención de la opinión pública y nos hace mirar a África. Los muertos africanos en los desiertos tampoco importan.
Pero los gobiernos no cuentan que en Italia cambiaron las leyes para que cualquier ayuda prestada a un inmigrante se convierta en delito y que, tal vez por eso, dos pesqueros que divisaron a la embarcación a la deriva no pusieron empeño en rescatarlos.
Hoy aprovecho que hemos vuelto por unos días la cara para fijarnos en lo que les pasa a los que buscan el sueño europeo para advertir que mañana, la semana que viene y el mes próximo la tragedia seguirá ocurriendo y que nuestro compromiso después de haber esquilmado el continente africano, sostenido a dictaduras y desempoderado a los pueblos va más allá de pagar los entierros. 

jueves, 19 de septiembre de 2013

On air: la manifestación que no existió

La columna de hoy se ha iniciado tras ver las portadas de los dos periódicos de papel y de pago de la ciudad. Sé que no es cosa de los periodistas que van a las noticias que les dicen sus jefes. Probablemente sea culpa de esos jefes que no saben ver lo que pasa en la ciudad. Es más, en el caso del Diario de Cádiz no creo que se trate ni de una omisión consciente, sino de un error de apreciación e importancia. En el otro caso sí hay una voluntad de primar lo anecdótico frente a lo esencial.

Toda esta gente no es importante para los dos periódicos de Cádiz.
Foto: Rafa Lara
Una de las cosas que más me sorprendió de mis primeros acercamientos con los movimientos sociales fue su explícito rechazo a los medios de comunicación. Yo, que me crié con la confianza de que lo que no salía en los periódicos no existía, me veía desbordado por aquellas declaraciones de desprecio hacia los intereses de los medios de comunicación. 
A gran escala era consciente que determinadas cabeceras están más pendientes de la estrategia política que de la realidad. También sabía que algunos periodistas preferían acercarse al poder antes que a la calle. No obstante, conocía a buenos profesionales esforzados por ofrecer una visión contrastada de la realidad, sobre todo en los medios locales en los que ciertas realidades no se pueden ocultar. Si de verdad hacemos algo interesante y que llame la atención, los medios informarán. Así creía y así ha sido siempre su comportamiento con APDHA. 
Y no digo que no sea así, pero sorprende acercarse al quiosco gaditano hoy. Ayer por la tarde salieron a las calles de Cádiz una cantidad próxima a los 5.000 gaditanos para reclamar trabajo para la Bahía. Es lo que nos ha quedado a la clase obrera, salir a la calle a pedir trabajo, casi como esos pedigüeños a la puerta de las iglesias pedían, y cada vez más piden, limosna. Fue una manifestación pacífica y multitudinaria. Posiblemente, dadas las cifras de parados de nuestra Bahía, debería haber sido aún más masiva. Es posible, pero eso no quita para que fuera el acontecimiento de ayer en la ciudad. 
Sin embargo, hoy el Diario de Cádiz ni lo menciona en portada. Prefiere centrarse en un torero que ha venido a operarse a la ciudad. Cinco mil personas en la calle y ellos le dedican la foto a un torero. Casi peor es lo de la competencia que sí que saca foto de la manifestación pero para contar en portada que a Diego Cañamero no se le permitió estar en la cabecera. Ni una referencia a la cantidad de gaditanos, a los mensajes, al carácter pacífico de la manifestación. Quien viera ayer pasar la masa por la calle Ancha y vaya hoy al kiosco pensará que lo de ayer fue una alucinación. 
Negar la realidad en tiempos como los actuales, con las redes sociales y los medios alternativos de comunicación es especialmente absurdo. No estoy hablando de ocultar la imputación de Romaní en el titular. Ni siquiera de loar las bondades de la Alcaldesa que les paga la publicidad. Estoy hablando de contar la realidad, esa que pasa ahí afuera y que afectó ayer a 5000 gaditanos, a sus familias y allegados y a los habitantes del Casco Antiguo de Cádiz. Si a esos periódicos no les interesan los gaditanos, que no se extrañen que a los gaditanos no les interesen esos periódicos.

jueves, 12 de septiembre de 2013

On air: Una generación con la maleta hecha


Hoy había tantos temas sobre los que hablar que casi he preferido esquivarlos todos. Desde la imputación de Griñán hasta la de Romaní pasando por la Vía Catalana de ayer o el Día de Gibraltar del martes. Tantas cosas sobre las que opinar que he preferido contar una historia que me afecta personalmente. La historia de mi amigo del que he omitido el nombre pero que quien me conoce y lo conoce a él sabe quién es.

Conozco a mi amigo desde hace casi veinte años. Cada sábado, muchos jueves y algunos domingos jugamos al fútbol juntos y después de tantos años hemos fraguado una sólida amistad. Con todo, no le he pedido permiso para contar hoy su historia pero como es mi amigo espero que no le importe. En realidad, hasta que no regresé a casa, solo, después de haberle estrechado la mano y haberme despedido de él hasta, como mínimo el año próximo, no supe que en esta columna contaría la historia de mi amigo. 
Mi amigo se va. Este fin de semana sale el avión que lo llevará a un país asiático donde ha encontrado trabajo de lo suyo, como ingeniero. Porque mi amigo tiene una titulación universitaria. Él cumplió con lo que le tocaba. Se formó, estudió, se preparó. Y después ha trabajado. Ha trabajado casi de todo. Como tasador en los años de la burbuja inmobiliaria, en empresas auxiliares de la industria naval y hasta como telefonista en un call-center. Ha alternado períodos de trabajo con períodos de paro y con treinta y muchos aún no ha alcanzado la estabilidad suficiente para embarcarse en la idea de ser padre. De hecho, hace cuatro años parecía que sí, que por fin tenía un trabajo con perspectivas de futuro y se casó con su novia de toda la vida. De ella se tendrá que separar este fin de semana para volverla a ver el año que viene. Once meses en Asia.  
Ayer hablábamos del tema con una resignación ilusionada. Te irá bien, es una magnífica experiencia, conocerás otro idioma, otra cultura. Mentiras piadosas para no decirle que lo echaré de menos, que me indigna que se tenga que ir él, que es un currante, un tío preparado y que se ha esforzado mucho en la vida. Se irá porque no le queda otra. Porque se le ha acabado la prestación por desempleo y tiene una hipoteca por pagar. Pero, sobre todo, se irá porque no tiene ninguna perspectiva de futuro. 
Debe ser que como trato en mi día a día la inmigración y los problemas, los anhelos y las frustraciones que provoca en los inmigrantes que me sigue doliendo tanto que la gente, que mi gente se vaya. Debería estar acostumbrado. Cualquiera en Cádiz nacido entre los setenta y los ochenta ha visto irse a tanta gente. Primero a Canarias, después a Levante, a Madrid, más tarde a Europa y ahora hasta a Asia. Ahora esa sensación se generaliza a España entera. 
Perdónenme que hoy no haya hablado de los EREs, de Quality Food o de los sobresueldos en el PP. Pero he hablado de mi amigo porque creo que casi todos tenemos un amigo que se ve obligado a emigrar. Y porque, en el fondo, los EREs, los sobres y todos los mangoneos a los que asistimos impertérritos son la causa por la que este país se desangra económica y humanamente con tantos amigos que se tienen que marchar.

viernes, 23 de agosto de 2013

Twitter de pago


El twitter de Teófila Martínez. ¿Paga por él?
Hoy ha metido la pata. Quizá la noticia sea eso, que, si de algo puede presumir Teófila Martínez en sus años de alcaldesa de Cádiz, es de haber hecho el ridículo muy pocas veces. Incluso, las veces anteriores que lo hizo fue siempre con un perfil propagandístico como la foto vestida del Cádiz en la playa o aquella en la que emulaba al monumento de Las Cortes. Pero hoy ha metido la pata.

Sus declaraciones sobre aquellos que piden ayuda social pero tienen twitter son un sinsentido. En lo obvio, se trata de un error de desconocimiento del funcionamiento de las redes sociales en las que ella ¿? participa. El error ha llevado a quienes no la conocen a burlarse de ella. La han comparado con Cantó o con Ana Botella, pero nada más lejos de la realidad. Teófila es una mujer inteligente y sólo así ha sabido mantenerse tantos años de alcaldesa. La mejor manera de afrontar al adversario es reconocer sus virtudes y Teófila destaca por su inteligente capacidad de venderse.

Supongo que sus defensores acudirán pronto a justificar recurriendo a la apreciación de que para tener internet hay que pagar. Es relativamente cierto. Precisamente Cádiz ha alardeado durante el mandato de Teófila de establecer puntos de acceso wi-fi gratuitos. Si se trata de la posibilidad de tener un ordenador o un móvil con el que acceder a internet, entonces estamos hablando de un desconocimiento aún más profundo porque sin un ordenador o internet apenas hay posibilidades de acceder al empleo. La mayoría de las ofertas, la formación, la adaptación… hasta la renovación de la demanda de empleo se hace por vía cibernética. Y no digamos elaborar un curriculum, hacer un curso, aprender un idioma. Si hasta para presentar una solicitud al Ayuntamiento de Cádiz hay que descargarla de internet. Cualquiera que haya buscado trabajo o tenga alguien cerca buscándolo lo sabe. Suerte que ni ella ni su familia han pasado por ese trance, si no, probablemente, opinarían de otra forma.

Desde mi punto de vista, y no soy teofólogo pero llevo años viviéndola, creo que Teófila está molesta. Se le ve crispada y no creo que sea por Bárcenas, la querella retirada contra El País y ese apunte con su nombre. Creo que lo que le molesta es que se esté generando en Cádiz un movimiento contrario a su gestión, un movimiento que tiene su fundamento, razón de ser y hábitat natural en las redes sociales. Precisamente ayer hablaba de eso en mi columna. Eso es lo que le molesta y le turba la razón hasta meter la pata de esa forma abrumadora.

Tan turbada está que utiliza planteamientos de la derecha más rancia, algo que tampoco es característica habitual de Teófila. Establecer una comparación entre el uso de internet y necesitar ayudas sociales es absurdo. Ya he comentado que cualquiera que busque trabajo necesita internet porque la mayoría de las ofertas laborales son de acceso cibernético. Y además, que son dos magnitudes sin comparación, como si alguien que tuviera dificultades para afrontar sus gastos no tuviera derecho a nada más que a comer. La caridad sólo para los pobres de solemnidad. Una visión muy pacata y rancia.


Lo que me preocupa es el mensaje que se desliza. En un mundo como el de las ayudas sociales en el que la arbitrariedad pública es amplísima, mezclar el derecho a la crítica con la posibilidad de asistencia social es sibilino y despreciable. Por muy mala imagen que dé de Cádiz (Antonio Sanz dixit) quejarse forma parte de los derechos de los ciudadanos y no se puede utilizar el poder municipal para beneficiar a los sumisos y vilipendiar a los críticos porque entonces no hablamos de ciudadanos sino de súbditos.

jueves, 22 de agosto de 2013

On air: Eppur si mouve

El Entierro de la Caballa iba a servir de homenaje
a un concejal del Ayuntamiento pero la presión popular
lo ha evitado. Foto: lavozdigital.es
La ciudad del pasotismo parece que se mueve. No son muchos, de momento, pero la fuerza de las redes sociales y algunos puntos de reunión como cadizdirecto.com o Con el Ayuntamiento de Cádiz, no, están generando ciertas sinergias entre los que ya están hartos del Teofilato. Los ejemplos se suceden y esta semana la victoria de los insurrectos ha sido paralizar el homenaje al Teniente de Alcaldesa de Hacienda.

Algo se mueve en Cádiz. No sé si será la decepción de un Doce pobre, la desesperación de una crisis que deja sin esperanzas o el fenómeno de las redes sociales. La cuestión es que este agosto hemos sido más conscientes que nunca de que empieza a conformarse una masa social crítica. La ciudad que sonríe tenía mucho de conformista pero parece que se acabó el pasotismo. Y el principal objetivo es el Ayuntamiento. 
Colectivos como los parados de Cádiz, los desempleados de la industria naval o las trabajadoras de la limpieza llevan meses planteando sus reivindicaciones en la ciudad. Pero la mejor individualización fue la de Inma Michinina que se convirtió en un fenómeno viral gracias a su discurso crítico y certero. Con sus contradicciones, que todos tenemos, es un buen ejemplo de este movimiento. Tanto ha sido así que el siempre acomodado equipo de gobierno municipal tras Michinina decidió restringir el aforo y la participación en los plenos. 
Después está Karlos Puest. Emplea un estilo deleznable lleno de insultos e improperios con argumentos muy débiles que representan los peores estereotipos del gaditano. Con todo y con eso ha conseguido convertirse en otro fenómeno mediático veraniego con un vídeo sobre Gibraltar. Antes ya tuvo sus más y sus menos con un Teniente de Alcaldesa al que tanto molestó un vídeo monográfico que se plantó en el Juzgado. Algo parecido a lo que había hecho meses antes otro Teniente de Alcaldesa. Lo dije antes y lo repito ahora, un concejal que denuncia a un ciudadano tiene que tener razones de gran peso. Veremos lo que dice la Justicia. 
Mientras, al Teniente de Alcaldesa le había confeccionado un homenaje popular en el Entierro de la Caballa, pero, de nuevo, la movilización ciudadana ha tumbado la idea. Este señor que lo mismo pregona la Semana Santa que la Navidad no podrá disfrutar de su homenaje caletero. Las agrupaciones participantes se negaron y hasta la presentadora, Ana Barceló, a la que le sobra experiencia y dignidad para tener que tragarse un sapo como ese, dijo que con ella no contaran. El movimiento ciudadano, de nuevo obliga a cancelar el homenaje. Curioso el papelón del Club Caleta que es incapaz de mantener su presunto criterio, porque si ellos creen que el hombre de los mil cargos merece un homenaje, lo merece con o sin contestación en las redes sociales. Supongo que habrá aquiescencia municipal que prefiere resguardarse de un posible rechazo público. 
Está claro que ya no se sienten tan cómodos en la ciudad, que parece que muchos gaditanos han abandonado por fin el conformismo. Sólo falta confirmar que esta ola de hartazgo se canalice por algún partido en las elecciones. Si no, si el partido ganador vuelve a ser el de la abstención, repetiremos cuatro años más de lo mismo.

jueves, 8 de agosto de 2013

On air: De Glasgow a Bruselas

Bruce Reynolds, cerebro del asalto al tren de Glasgow.
Foto de mafiatoday.com
Mi amigo Lorenzo Benítez recordó ayer que hoy se cumplía medio siglo del asalto al tren de Glasgow y me sirvió en bandeja la idea que hoy he trazado en mi columna. Si aquel atraco fue el robo del siglo, en el siglo XXI estamos sufriendo un saqueo mucho peor y sus culpables no son prófugos de la Justicia sino todo lo contrario. Supuestos prohombres (y promujeres, si se me permite), que dirigen el día a día desde su cómodo despacho y cobrando, como Cristine Lagarde, 328.000 euros al año limpios, le dicen a alguien que cobra 600 euros al mes que tiene que cobrar menos.

Me recordaba ayer un amigo que hoy se cumplen 50 años del gran atraco del tren de Glasgow. Poco más de dos millones y medio de libras esterlinas de la época fue el botín que la banda liderada por Reynolds consiguió en 15 minutos. Aquella historia dio lugar a películas memorables y al mito de lo que se llamó el atraco perfecto o el robo del siglo. 
Pero claro, aquello era el siglo XX. En el siglo XXI el atraco perfecto no lo protagonizan rateros encapuchados y armados. En el siglo que vivimos, el gran robo lo están desarrollando las élites financieras sobre las espaldas de la masa de trabajadores de la Europa mediterránea. 
Podemos pensar en los griegos, víctimas de las mentiras de su gobierno y de una presión financiera que les ha llevado a incrementar los impuestos, reducir los salarios, suprimir puestos de funcionarios y hasta a poner a la venta sus islas. O los portugueses, a los que la Troika les ha restringido los servicios sanitarios, las pensiones, los sueldos,… pero ni unos ni otros logran salir de ese túnel en el que su tren está siendo asaltado. 
No estamos mejor nosotros. Después de cuatro años de recortes, dos zapateriles y dos mariánicos, la fotografía de nuestra realidad asusta. Teníamos un IVA al 16% que ya va por los 21 puntos porcentuales. Los salarios no han crecido pero eso no ha detenido la inflación ni el paro. Como no detuvo el paro la reforma laboral que facilitaba el despido, sino más bien al contrario. La consecuencias se perciben por todas partes. Aumentan las personas que viven en la calle, la desnutrición infantil –a pesar de que algún cenutrio diputado quiera culpar a los padres-, la falta de consumo, las penurias de los autónomos, la pobreza. 
Por si fuera poco, desde el FMI y la Comisión Europea se reclama un apretón más de cinturón, un recorte de salarios del 10%. Son los mismos que se embolsan sueldos de más de 300.000 euros limpios al año por no predecir la catástrofe y no saber salir de ella. 
No se trata de que se haya acabado el dinero. La cuestión es que está en unas manos. Las de los especuladores, las de los políticos ensobrados y las de los ejecutivos con indemnizaciones millonarias cuando son despedidos que reclaman salarios más bajos para sus trabajadores. Por eso no queda dinero para nosotros, porque lo tienen todo ellos. 
No han asaltado un tren. Han saqueado una generación de trabajadores, de jóvenes, de parados. Con el arma de la austeridad nos están quitando el futuro y nos siguen robando porque para estos ladrones ningún botín es suficiente.

viernes, 2 de agosto de 2013

Casi On air: No molesten al poder

La protagonista gaditana de la semana ha sido Inmaculada Michinina. Bueno, en realidad si mi querido lector sólo lee el Diario de Cádiz y La Voz y en su televisión sólo se sintoniza Onda Cádiz probablemente sepa poco de esta mujer. No obstante, si está en las redes sociales o en su televisión se ve Tele5, Cuatro o La Sexta sí la habrá visto. Incluso El País le dedica hoy un artículo. Es el curioso caso de la (des)información gaditana. El tema es que el discurso de esta mujer en el Pleno del pasado lunes ha arrasado en las redes sociales y ha prendido por toda España. Tengo un amigo que dice que a Teófila lo que le duele de verdad es que lo que pasa en la ciudad se vea en España entera. En ese caso, estará que se la llevan los demonios. Como yo no cobro de San Juan de Dios, le quera dedicar a Inmaculada Michinina y a todos los que se atreven a contradecir al poder municipal mi artículo de esta semana en Radio Cádiz. Sin embargo, entre Rajoy y el Trofeo, la columna  no se ha emitido. No obstante, aqu queda.

Ahora que vienen mal dadas, Teófila Martínez ha decidido enrocarse en su torre de marfil. Ella, que en sus buenos tiempos adoraba los paseos multitudinarios entre salvas de aplausos, ahora se encierra donde nadie la pueda alcanzar. Su política se limita ya al escaparate publicitario que le ofrecen las pantallas, sus canales de televisión y las cabeceras de periódicos, de pago y gratuitos, que financia con la publicidad institucional. Pero no quiere clientes en el negocio, los clientes detrás del cristal. Sólo abría un día al mes al público, el día del Pleno, pero ha decidido restringir el acceso del pueblo de Cádiz al lugar en el que se deciden las cosas de la ciudad. Y lo ha hecho con todo tipo de artimañas, registros en la puerta, retirada de sillas o cambiar la placa del aforo del Salón de Plenos.
Pese a todo, se le siguen colando ciudadanos en sus aposentos. Este mes ha sido Inmaculada Michinina la gran protagonista. Esta mujer pidió en el último pleno una licencia para poder vender en el baratillo. Su discurso es un fenómeno en las redes sociales y ha mostrado las vergüenzas del equipo de gobierno municipal. Con el reflejo en los medios de comunicación nacionales, esos a los que no alcanzan los billetes del A pesar de la crisis, la verdadera cara del teofilismo se observa en España entera.
Es el Ayuntamiento de la arbitrariedad. El que manda a la Policía Local a saco contra una chirigota en el Carnaval Chiquito por las denuncias de un vecino, pero no interviene contra un pub que acumula denuncias porque allí tiene domicilio fijo uno de los concejales. El que limita el aforo para los plenos pero no lo controla para la presentación del Trofeo. El que lanza soflamas contra la Junta pero se traga sin rechistar la Zona Franca en Sevilla de Montoro y Zoido. El que presume de honradez pero no da explicaciones por los 30.000 euros de Bárcenas ni ante la condena de su recomendado Rodríguez de Castro. El que no tiene dinero para nada pero se gasta 21.000 euros en dar una cena a la Tercera Edad con la Alcaldesa.
No sé si me estará oyendo Inmaculada, pero desde aquí le puedo anticipar lo que le va a ocurrir. En breve le llamará alguien del Ayuntamiento para ofrecerle una solución intermedia. Si la acepta, cosa que respeto porque lo primero son sus niñas, habrá fotos con Teófila y protagonizará algún pantallazo en la Avenida. Pero si no la acepta se convertirá en enemiga del equipo de gobierno y los voceros de San Juan de Dios empezarán una campaña de descalificación contra ella y su familia. No es la primera. La lista de difamados es larga. En comentarios en internet, en algún periódico que se preste, porque se prestan, en alguna nota de prensa pondrán en duda su credibilidad y honestidad. De hecho, ya han empezado relacionándola con Izquierda Unida como si las lágrimas que derramó Inmaculada tuvieran carné de partido. Es su problema, ellos lo ven todo en términos de votos, encerrados como están en esa torre de marfil, lejos de los gaditanos.

Aquí el vídeo de la intervención de Inmaculada:


viernes, 26 de julio de 2013

On air: Griñán se va

Griñán tristón, Susana exultante. Foto simbólica de El Mundo
Mi columna de este jueves la he dedicado a la noticia política de la semana y, en esta categoría me parece que no hay ninguna que supere el anuncio de renuncia de Griñán y el traspaso de poderes a Susana Díaz. Todo ello implicado o relacionado, según se mire, con la declaración judicial del ex interventor de la Junta ante la jueza Alaya.

Que un político sobre el que se cierne una sospecha de corrupción dimita de su cargo tendría que ser una buena noticia. Más aún cuando dicha dimisión se anticipa a la imputación penal, ese rubicón judicial que debería plantear la exigencia de retiro. Sin embargo, la renuncia de Griñán anunciada ayer, está rodeada de tantos elementos negativos que la buena noticia pronto se transforma en reproche al madrileño que ha ejercido cuatro años de inquilino de San Telmo.
Reconozco que me sorprendió la noticia. A pesar de que algunos ya lo habían previsto, que Griñán renunciase a su fuero como presidente de la Junta ante la jueza Alaya, sabiendo como sabemos que la mujer con el trolley más famoso de España es absolutamente reticente a imputar a aforados y perder la instrucción, me extrañó. Pero pronto se filtró la primera trampa. Griñán pretende entrar por la puerta autonómica en el Senado y así mantener su fuero. Es decir, no renuncia para enfrentarse a pecho descubierto, sino que se va manteniendo sus privilegios.
Pero, estrategias procesales aparte, lo más indignante es el trámite sucesorio. Griñán ha encumbrado a Susana Díaz, una de esas profesionales de la política que tanto denostamos los ciudadanos. Lo hizo a través de un procedimiento sumarísimo y lleno de complicaciones, tantas que impidieron que las famosas primarias socialistas contaran con algún candidato no afín al régimen. No contento con el dedazo en diferido para convertir a la sra. Díaz en candidata a presidenta la aúpa directamente al cargo con esta maniobra furtiva y estival.
Se está convirtiendo en costumbre esto de que el elegido por las urnas se marche y deje a su sucesor sin que medie la convocatoria de unas elecciones. Ya lo hizo Chaves con el propio Griñán, Gallardón con Botella, Aguirre con Ignacio González o Bono con Barrera.
La última decepción es el papel jugado por Izquierda Unida. Tan alarmados que están por lo que hizo el PP en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, tanto que se les llena la boca con palabras como participación, democracia y transparencia parece que van a consentir a este juego de trileros para que tengamos una presidenta elegida con proceso digital.
Si los ciudadanos no elegimos programa, como ha demostrado Rajoy, si no elegimos presidente como ha demostrado Griñán y antes otros, ¿qué elegimos? Pues parece que sólo elegimos una estructura orgánica PP o PSOE que es quien de verdad decide. En resumen, los avales de los militantes socialistas han decidido quién presidirá en la Junta. Cuando veamos a Susana de presidenta podremos gritar “Qué poco hace falta para gobernar nuestra Andalucía”.

lunes, 8 de julio de 2013

On air: El susanismo

Griñán lee, mientras que Susana Díaz sonríe. Una metáfora.
Foto: abcdesevilla
Mi columna de la pasada semana surgió de una mezcla de factores. Por una parte, estuve corrigiendo los exámenes de mis alumnos de 1º del Grado de Derecho. La cantidad de suspensos me tenía bastante afectado cuando llegó el momento en el que Griñán propuso a Susana Díaz como candidata del PSOE a la Junta de Andalucía. No es la primera ni la última que hace carrera política sin ningún mérito ni capacidad más allá que el servilismo al partido. Pero precisamente eso fue lo que me inspiró. Probablemente mis alumnos más brillantes tendrán problemas para encontrar un trabajo digno y acorde a sus capacidades. Sin embargo, entre los menos brillantes, puede que alguno alcance ese trabajo bien pagado si es capaz de afiliarse a un partido y hacer allí carrera pisoteando y lamiendo. Es lo que podemos llamar, el susanismo.

La semana pasada, sin ir más lejos, al hilo de mi comentario sobre la universidad, recordaba que estamos ante una las generaciones más preparadas de jóvenes españoles. Un importante porcentaje de los que nacimos entre los 70 y los 80 tenemos un título universitario colgado de algún muro. Los más afortunados, del de su trabajo, los menos del de su casa. Algunos, incluso, de la pared del salón de la casa de sus padres, que sigue siendo la suya porque el acceso a la formación no ha ido acompañado en nuestro país del acceso de forma estable al mercado laboral y, por ende, del desarrollo de los proyectos de vida lógicos.
Es curioso. Esta generación preparada coincide con la generación de políticos menos capacitados de la España democrática. Tenemos en nuestro gobierno una ministra de Trabajo que nunca ha trabajado fuera de la sede de su partido. Fátima Bañez viene a ser el colmo, pero no es la única. Ana Mato es otro ejemplo de mediocre carrera laboral desarrollada siempre dentro de la política.
También hay casos en el otro partido mayoritario. El gobierno de Zapatero consagró a nuestra Bibiana Aído, cuyo único trabajo conocido fueron unos meses en Unicaja. De allí a la Agencia Andaluza del Flamenco y después el estrellato, el Consejo de Ministros y la ONU. Algo parecido, o peor, cabe decir de Leire Patín, la ministra de Sanidad con pulsera milagrosa.
Es difícil que quien no ha salido del despacho oficial pueda entender lo que le sucede a los ciudadanos, lo que ocurre en la calle. Al final se genera un entramado endogámico en el que lo que predomina es el interés en perpetuarse en la política para mantener el nivel de vida: despacho oficial, coche oficial, móvil pagado por los contribuyentes. Debe ser por eso que, en estos momentos, los grandes enfrentamientos políticos no los estamos viendo entre unos partidos y otros sino dentro de los propios partidos.
Son solo ejemplos y no son los únicos. En nuestro Ayuntamiento hay alguna concejala que superada la treintena solo tiene en su curriculum estar estudiando Ciencias Políticas. O, si miramos más arriba, la mano que mece la cuna en San Juan de Dios desde la llegada del teofilismo tampoco tiene más bagaje fuera de la política que los años que trató de terminar Derecho.
En eso coincide con Susana Díaz. Más de diez años para terminar Derecho. Que Griñán quien siempre ha hablado del mérito y la capacidad como fundamento para su gobierno haya cocinado todo el proceso para tratar de que Susana Díaz sea la candidata del PSOE para la Junta es un desatino. Que Susana Díaz, sin ningún mérito profesional ni bagaje intelectual, pueda llegar a ser la presidenta de la Junta de Andalucía es sólo un ejemplo de lo mal que está la política en España.

jueves, 20 de junio de 2013

On air: Las bicicletas no son para el PP

Este debería ser un eslogan de futuro, pero no
es el que le gusta a los peperos.
Foto: http://huertosurbanosbahadecdiz.blogspot.com.es/
Llevo siendo ciclista activo en Cádiz desde hace 9 años. Mi experiencia en Italia me mostró la posibilidad de asumir la bicicleta como medio de transporte real y efectivo. En este tiempo me han robado cuatro bicicletas, he tenido un accidente y no me han puesto ninguna multa. Circulo siempre por la calzada y trato de respetar a los demás más de lo que suelo respetar las señales de tráfico. Para el PP soy una persona non grata y a eso le he dedicado mi columna esta semana.

Al PP las bicicletas le parecen cosa de rojos. Si no, no se explica la guerra directa y clara que le han declarado a este medio de transporte. Puede que lleven razón, que los que usamos las bicicletas tengamos una conciencia más social, ecologista. También puede que simplemente seamos tiesos, gente que no tiene para coche, gasolina y parking. Universitarios, asalariados mal pagados, parados,… En general, la mayoría que no son como ellos, sin sobres, ni jaguares, ni indemnizaciones diferidas.
Empezó la DGT con el anuncio de la exigencia de casco obligatorio a todos los ciclistas, incluso en vías urbanas. La medida, inaudita en nuestro entorno, es un mensaje disuasorio para los usuarios de la bicicleta como medio de transporte. Si se trata de fomentar la seguridad, más son los muertos en coche por traumatismos craneales. O entre los peatones. Pero tan absurdo es exigir el uso de casco para todos estos como para los ciclistas en vías urbanas. A los que usamos la bicicleta para ir a trabajar o a estudiar nos supone otra incomodidad más para renunciar a ella.
La misma línea de pensamiento parece haber adoptado el Teofilato. Por una parte anuncia sanciones a los que vayan en bicicleta por la acera. No me parece desquiciado pero bien podríamos decir que estas multas deberían venir acompañadas por otras iguales a los peatones que ocupen el absurdo espacio bici de Juan Carlos I. O a los conductores que nos adelantan en la calzada sin la mínima distancia de seguridad. Sin embargo, no creo que sea bueno enfrentar a unos usuarios de la calle con otros, sino fomentar la convivencia, establecer espacios de concordia y hacer oficial lo que ya es real en la calle: que las bicicletas requieren un espacio y una protección.
Y cuando hablamos de espacio y protección es cuando nos encontramos con el último desvarío teofilista al oponerse al plan de la Junta de mejorar el uso de la bicicleta en la Bahía. Teófila ha dicho que no va a modificar el urbanismo de Cádiz ni a quitar un solo aparcamiento por las bicicletas.
Pues permítame que le corrija. Se trata precisamente de eso, de cambiar la idea de ciudad, de hacer una ciudad más amable, más limpia y más segura; de que los coches no circulen por Beato Diego, San Pedro y Mina por poner tres ejemplos; de peatonalizar y fomentar la bicicleta. Y, por favor, señora mía, no culpe de la falta de aparcamiento a los ciclistas porque bien que ha quitado Vd. todo el aparcamiento del centro para beneficio de esos parkings privados que están vacios. Ofrezca precios asequibles, cree zonas de estacionamiento alternativo y cambie la imagen de nuestra ciudad, que buena falta nos hace, sobre todo a ese Casco Histórico moribundo. Aprenda de los países modernos y desarrollados como Suecia, Holanda o Dinamarca. Aunque para eso necesitaríamos concejales modernos y desarrollados y no los carcamales anquilosados que tenemos.

viernes, 14 de junio de 2013

On air: Coherencia sindical

Salvador Mera, reelegido Secretario provincial de UGT
a pesar de los pesares
Una de las cosas que siempre achacan los políticos de izquierdas (o seudoizquierdas como el PSOE) a los votantes progresistas es ser muy críticos con sus gobernantes. Puede que sea verdad, pero no creo que sea un defecto sino un elemento positivo. Como dice un buen amigo mío, si queremos cambiar el mundo tenemos que empezar a cambiarnos nosotros. Y ese nosotros debe extenderse a las personas que nos rodean, a las que nos representan y a las que luchan por nuestros ideales. Por eso no dejo de ser crítico con los sindicatos. No se trata de hacerle el juego a la derecha neoliberal, pero sí exigir un mejor comportamiento y una mayor coherencia. A eso le dediqué mi columna ayer.

El proceso de precarización y empobrecimiento de la clase obrera que vivimos no es fruto de la casualidad. Es una maniobra orquestada por el poder económico, que ha considerado que el Estado del Bienestar no le permite maximizar sus beneficios y ha decidido destruirlo. Dentro de esta maniobra dos campañas de opinión han resultado fundamentales.
Por un lado, se nos hizo creer que no formábamos parte de un grupo, a la empleada de banca, al enfermero, al oficinista, a la profesora de universidad…  se les hurtó la conciencia de clase prometiéndonos una clase media que sólo alcanzábamos mediante el banco. En paralelo, se desarrolló una corriente de destrucción del movimiento sindical. El sindicalismo, el sindicalismo de clase como tal, es esencial para el mantenimiento de una conciencia obrera, y por eso el neoliberalismo más radical lo ha identificado con las estructuras de los grandes sindicatos que, en muchos casos, están anquilosadas, burocratizadas y adormecidas.
Precisamente la importancia de los sindicatos dentro de la clase obrera nos obliga a ser especialmente exigentes con su coherencia y sus comportamientos sin que ello pueda suponer compartir con la derecha neoliberal su destrucción, sino, al contrario, su fortalecimiento.
Con este espíritu crítico, me llamó tanto la atención que cuando el Comité de Expertos que ha propuesto reformar las pensiones de tal forma que los pensionistas de hoy y de mañana pierdan poder adquisitivo uno de los firmantes de ese informe era el responsable del Gabinete económico de Comisiones Obreras. No se explica que quien representa a una fuerza del movimiento sindical respalde con su firma unas medidas que suponen agravar el empobrecimiento de quienes cobran pensión ahora y dificultar que otros las cobremos en el futuro.
Casi tanto como eso me sorprendió que en el último congreso provincial del otro sindicato mayoritario, la UGT, resultase reelegido el secretario provincial, especialmente habida cuenta de que el candidato está, presuntamente implicado en la trama de los EREs. Podemos entender que a este tipo de organizaciones y al calor del dinero público se arrimen personajes poco deseables, pero cuesta más comprender que la propia organización no ponga barreras ante posibles giros de guión. No quiero imaginar cómo quedaría la imagen de UGT Cádiz si al final Alaya imputa a Mera. Pero parece que eso no les importa a los propios delegados de UGT.
La próxima vez que haya que salir a la calle por los derechos de los trabajadores junto con los sindicatos, allí estaré, pero eso no quita para que desee que dentro de este movimiento de reforma democrática al que debe someterse España, algún día también le toque a los sindicatos, lo que contribuirá a retomar con más fuerza el movimiento sindical.

jueves, 30 de mayo de 2013

On air: La mayoría de edad del teofilato

El teofilato no va a durar 200 años, pero casi.
Hace ya una par de semanas que el gran Pepe Landi (a sus pies siempre) me recordó indirectamente que en Cádiz hay mayores de edad en cuya vida sólo ha existido una alcaldesa, la inefable Teófila Martínez. Los periódicos, especialmente La Voz y el Diario, se encargaron de realizaron sus oportunos análisis el pasado domingo. En mi caso, no he podido resistirme a dedicarle a la mayoría de edad del teofilato mi columna de esta semana en la que, además y por enésima ocasión, han puesto de relieve su carácter ante las críticas.
El tiempo no juega igual para todos. Mientras que una persona con 18 años aun mantiene su piel tersa y sus músculos enérgicos, un proyecto político al cumplir 18 años parece apagado y se le ven tantas costuras y arrugas como si fuera anciano.
En este caso, es cierto que la criatura llegó a nuestro mundo creando ilusión. La familia esperaba que oxigenara el aire que se había enviciado en los tristes años anteriores. Venía avalada por el tio Rodrigo y acompañada por Manolito. Al final se demostró que ni uno era un genio de las finanzas ni el otro un experto en gestión. Más bien al contrario, los dos eran dos caraduras que se enriquecieron aprovechando la ocasión, pero curiosamente, no le afectó el fracaso de personas tan cercanas.
Hemos de reconocer que los primeros años fueron aceptables. Entre macetones y rayas en el suelo, la historia del tren fue su obsesión y el resultado cambió para siempre la fisonomía de nuestro entorno. Y esa se convirtió en su máxima, embarcarse en grandes proyectos, en historias megalómanas que cambiasen la apariencia del entorno. Un estadio gigante para un cadismo moribundo. También se entregó a El Corte Inglés, al que le hizo un paseo para llegar andando y hasta le prometió construirle un puente que llevase a los coches a su puerta, pero ni por esas.
El último lustro se lo ha pasado organizando una fiesta que ha servido para bastante poco y ahora anuncia a los cuatro vientos una plataforma logística que nace ya chafada. Ha preferido siempre la imagen al día a día, el populismo al pueblo y se ha olvidado de la gente que tiene que comer y vivir en una casa decente. Incluso en los años de la burbuja, la ciudad se debilitó con el exilio económico de miles de jóvenes y no hizo nada para ponerle remedio.
Lo peor que ha tenido siempre ha sido la soberbia, un defecto que, como todos los defectos, con los años se ha ido acrecentando. Nunca se equivoca, nunca se confunde. Niega y deforma la realidad para conseguir que siempre la culpa sea de otro. Si hasta se montó una tele y una radio para ver y oír sólo lo que le fuera favorable. Ni siquiera que su nombre apareciera en el escándalo más grave de corrupción de la historia de España ha merecido una explicación, sólo lágrimas de cocodrilo y balones fuera.
El teofilato es un proyecto tan personalista que no cuenta con recambio y cuyo único impulso es ella. Junto a ella el páramo, la planicie, la nada. El teofilato cumplió 18 años este martes y para celebrarlo ha tenido el gesto más feo que se le recuerda a un gobernante gaditano: Teófila y sus palmeros abandonaron el Salón de Plenos municipal cuando estaba hablando un ciudadano.

El vídeo de la huida del Pleno mientras que hablaba Lorenzo Jiménez:



jueves, 23 de mayo de 2013

On air: Padres responsables




El 21 de mayo se ha convertido en un día que no olvidaré nunca. Este martes he vuelto a ser padre de una niña que se llamará Mar. He tenido la suerte -o la puntería- de que tanto Mar como su hermano han llegado llenos de salud, en el momento deseado y en un entorno que les puede ofrecer amor y toda la estabilidad que este mercado laboral puede ofrecer. Entiendo que plantearse la maternidad en otras condiciones debe ser complicado. Por eso no me siento legitimado para obligar a nadie a asumir una maternidad no deseada. A mi paternidad y a la reforma del aborto he dedicado mi columna de esta semana.



De todas las experiencias que he tenido en mi vida, la más emocionante, única e incomparable es la de ser padre. Contemplar el crecimiento, el desarrollo y la apertura al mundo de un pequeño ser que sientes como tuyo porque tiene muchos de tus defectos y las virtudes de la persona con la que compartes la vida es una aventura apasionante. Tan maravilloso nos ha parecido el viaje que desde el martes estamos embarcados en una nueva singladura de paternidad que nos llevara por el Mar más inescrutable pero también el más satisfactorio.
En esos momentos previos al parto se aprecia de la forma más nítida posible la debilidad de la condición humana. Visto desde el papel de espectador que tenemos los hombres en este proceso hay tantas cosas que pueden salir mal en un instante tan decisivo o en los nueve meses precedentes que el resultado positivo, el equilibrio perfecto alcanza una dimensión especial. Desde el papel protagonista de la mujer las incertidumbres, los miedos y la satisfacción han de ser aún más intensos.
Desde ese papel secundario que me corresponde me cuesta entender las razones que pueden llevar al poder, siempre masculino, a intervenir en la decisión de una mujer sobre la continuación de su embarazo. Resulta espeluznante que el Estado impida a una embarazada consciente de que el feto que lleva en su interior sufra malformaciones a interrumpir  su embarazo. No puedo imaginar lo que supone vislumbrar un futuro de nueve meses con un peso no deseado en el vientre; afrontar el esfuerzo del parto sin amor, sin convicción, sin ilusión…
La reforma del aborto de Gallardón parte de una visión masculina en la que la mujer no tiene capacidad ni madurez para decidir. Una reforma que conduce a tiempos pretéritos, a orfanatos, abandonos entre las clases más bajas o a viajes a Londres entre las adineradas..
No son días fáciles para ser madre. Sólo hay que pasarse por el Hospital Puerta del Mar que ha cerrado la cuarta planta de maternidad por falta de partos. Un presente difícil de desempleo, precariedad, recortes en educación y sanidad, reformas laborales,… y un futuro casi igual de negro
No creo que ninguna mujer frivolice sobre su embarazo. No imagino a nadie abortando por placer. Cada aborto esconde tras de sí una tragedia pero, en muchos casos, la obligación de continuar con un embarazo no deseado esconde una tragedia mayor. Y si hay alguien que no está legitimado para imponer esa obligación es un gobierno incapaz de ofrecer ni soluciones ni esperanzas a la sociedad.