martes, 8 de diciembre de 2015

On air: Maneras de morir


La columna de la pasada semana también está basada en una noticia. En este caso en dos. La primera, la aparición en la cama de su casa del cadáver de una mujer que llevaba cinco años muerta. La segunda, la circulación de las imágenes de su cadáver. Hay pocas formas peores de morir.
Supongo que a ciertas alturas de la vida quien más y quien menos ha pensado en la muerte. Bien porque la ha visto pasar de cerca, bien porque la ha sufrido en una persona cercana pero la muerte se nos hace siempre presente. Convivimos con ella. Es más, como dice aquella frase, está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja. 
La muerte nos encuentra como nos encuentra. De repente, por un despiste en la siguiente curva; con sufrimiento, tras una larga enfermedad; sin causa ni razón, por un atentado que te sorprende cuando cenas en tu restaurante preferido.  
También los hay que llevan las cartas marcadas por la muerte. Un niño de Etiopía tiene 30 veces más probabilidades de morir antes de llegar a los 5 años que un niño europeo. En Palestina la muerte viste la estrella de David. En Siria se esconde entre las bombas que tiran unos, otros y los de más allá. 
Evidentemente, no hay forma buena de morirse. Una visión vitalista lleva a preferir morirse de muy viejo, con la cabeza en su sitio hasta el último día. Si nos ponemos hedonistas lo de morir en pleno acto de placer puede resultar atractivo. Quizá el planteamiento más reflexivo parece preferir morir en la cama, pero de un infarto, sin sufrimiento y sin esperas. 
Son gustos, si es que por la muerte se pueden tener preferencias. Pero creo que todos podemos estar de acuerdo que de las muertes que conocemos una de las peores ocurrió en Cádiz hace cinco años. Y no porque la muerte fuera violenta o con sufrimiento. No lo sabemos. Lo peor de aquella muerte es que no se ha conocido hasta esta semana.  
Nadie se preocupó por Pilar ni viva ni muerta y víctima de tantos males como tenía, comenzando por la soledad, se ha llevado cinco años en su cama rodeada de basura. 
Es curioso, ahora sí parece importar. Ahora nos enteramos de que tenía una paga de incapacidad, que alquilaba habitaciones, que había sido enfermera. Muerta nos interesa su foto que circula por las redes sociales en un repulsivo ejercicio de falta de respeto.  
A lo mejor la nueva sociedad es esto. Que alguien enferma y sola se lleve cinco años en la cama muerta sin que nadie pregunte por ella pero que cuando se descubre su cadáver todos recibamos su foto. Así es la forma más triste de morir, hasta después de muerto.

On air: Lágrimas negras

La columna de hace dos semanas tiene su origen en una de las noticias más desagradables que he leído en los últimos tiempos. Un partido de fútbol base tuvo que ser suspendido por los insultos racistas a un niño. Una de esas noticias que nos pone ante el espejo: ¿somos una sociedad racista?

Una de las nuevas condiciones que me ha generado ser padre es la de convertirme en padre de un pequeño futbolista. Desde hace unos meses mi hijo da patadas al balón en el equipo del barrio. Aunque sé que no me va a sacar de pobre, me encanta ver la ilusión con la que se pone el chándal del equipo y se va a entrenar o a jugar los partidos. 
Tengo que confesar, ahora que estamos en confianza, que apenas voy a verlo. No por él, sino por mi. No quiero dejarme arrastrar por esa pasión exacerbada que los progenitores de futuras estrellas tienen en las gradas. Es cierto que aún es pronto y que mi hijo y sus amigos conservan la inocencia de creer que llegarán a ser Messi o Cristiano. 
No sé si a los 11 o 12 años sigues manteniendo esa inocencia o simplemente juegas al fútbol por estar con tus amigos, por pasarlo bien, por hacer deporte. Lo que estoy seguro es que a los 11 años, ya te has dado cuenta de que tu color de piel es distinto al de la mayoría de los que viven al tu alrededor, de que eres negro. Probablemente, aun habiendo nacido en el mismo barrio, aun yendo al mismo colegio, aun jugando en el mismo equipo de fútbol, te das cuenta de que te tratan un poco distinto. A veces, incluso, te insultan. 
Eso fue lo que le pasó el otro día a un niño de once años cuando jugaba al fútbol. Un tipo en la grada comenzó a proferir insultos racistas. Y el niño, con sus nobles once años, con su sueño de ser Messi o Eto’o comenzó a llorar y le dijo al árbitro que no quería seguir jugando. El maldito racista le había arruinado su día de fútbol, le había amargado la fiesta que para cualquier niño es ponerse las botas, el uniforme y el chándal de su equipo. 
Es una anécdota, sí. Pero no. En el año 2014 los crímenes de odio racial crecieron en España un 24%. Vivimos en una sociedad distinta. Una sociedad que ha dejado de ser tan homogénea cultural, racial y religiosamente como la de nuestros padres. Y que lo será menos para nuestros hijos. Hay cinco millones de personas en España que no son españoles y otro millón que se ha nacionalizado pese a haber nacido fuera de nuestras fronteras.
Entre ellos hay negros, chinos, musulmanes, latinos,… Quien no se dé cuenta de eso, quien pretenda revertir eso, está viviendo en el momento equivocado en el país equivocado. Por eso, contra las actitudes racistas hay que ser socialmente intolerantes. No basta sólo con secar las lágrimas de ese niño al que no le dejaron jugar al fútbol en paz. Se trata de callar las voces de los energúmenos malnacidos que le gritan a un niño de once años por ser negro.

jueves, 15 de octubre de 2015

On air: Monjas, curas y arzobispos

Las declaraciones de ayer del arzobispo de Valencia han provocado que mucha gente ataque a la Iglesia. Sin embargo, sobre todo cuando hablamos de inmigrantes, es conveniente recordar que en la Iglesia hay una auténtica infantería que trabaja mucho por los más débiles. Ellos son los que más sufren estos desvaríos de su jerarquía.

Recuerdo del día que descubrí que mi amiga Inma era monja. Yo la había conocido enfrascada en esa guerra de guerrillas que llevaba contra las injusticias sociales, ayudando a las trabajadoras sexuales, las prostitutas, sin darles sermones, ni reproches morales, sin preguntarles de dónde venían, ni a qué Dios rezaban. Evidentemente, nunca llevaba el hábito así que el día que me lo dijeron, tuve que volver a preguntar: ¿Seguro?  
Es verdad que yo estaba lleno de prejuicios. Quizá por mi época del parvulario con la dureza vasca de la hermana Isabel. O antes de abrazar la fe del agnóstico cuando la hermana Rosario con su eterna sonrisa nos preparaba para la Primera Comunión. Ambas más preocupadas de lo que rezábamos que de lo que hacían. Por eso aquellas monjas eran muy distintas a Inma, que con su inmensa humanidad, en todos los sentidos del término, enseñaba al Jesús de los pobres, de obra y no de palabra. 
Al poco tiempo conocí al padre Gabriel. Otro hombre dedicado a los más débiles, ofreciendo cobijo, ayuda y protección a tantos como han llegado a nuestras costas en los últimos años. Otro de los que aplicaba aquello de haz el bien y no mires a quién.
Para mi la Iglesia es Inma, es Gabriel, o Lola, Laly, Mila y otras amigas con las que comparto esfuerzos para ayudar a construir otra sociedad, otro mundo. Si tengo que creer en un Dios es, sin duda, el de esta buena gente que se esfuerza por los más débiles y su oración es la obra y no la palabra. 
A veces, cuando oigo al Papa Francisco pienso que está en el mismo bando que mis amigos, que su Dios se parece al que a mi me gustaría que existiese. Es verdad que nos separan muchas cosas, pero hay algo en la preocupación por los que menos tienen en la que coincidimos.  
Sin embargo, después llega un arzobispo de Valencia, cuyo nombre mejor obviar, para hablar de invasión de refugiados e inmigrantes, para señalarlos como la cizaña de un supuesto trigo limpio. Un señor que dice venerar a quien nació entre pobres y fue perseguido pero que comparte ideología con la más reclacitrante utraderecha europea. Un tipo que se olvida de la caridad, como su antiguo jefe olvidó el voto de pobreza. 
No sé si la Iglesia necesita modernizarse. Ciertamente, me da igual, siempre que no se metan en los asuntos de todos. Pero cuando lo hacen conviene constatar que en España soportamos a la jerarquía católica más anquilosada y ultramontana de Europa. Y más la sufren los que de verdad son Iglesia.

viernes, 9 de octubre de 2015

On air: Armas de precampaña

Según se desarrollaron las acontecimientos, parecería que mi columna me la dictaron desde San Juan de Dios. Nada más lejos de la realidad pero es que, ciertamente, la situación que existe en las arcas municipales clama al cielo y que ahora vengan desde Madrid exigiendo resulta muy llamativo.

Tal como se apagaron los últimos rescoldos del incendio de las elecciones catalanas, la nueva fecha en el horizonte pasó a ser el 20 de diciembre. Desde aquel día empezó la precampaña para unas generales que se presumen las más interesantes de las últimas décadas. 
Tan poco clara están las cosas que el Partido Popular pretende dejarlo todo atado y bien atado. Para que tengan una referencia, hasta abril el Parlamento había aprobado 4 leyes en este año. Desde abril hasta ayer ha aprobado 37 ordinarias y 14 orgánicas. Están actuando antes de que los manden a su casa. 
Quizá por eso se presume que va a ser una precampaña a cara de perro. Y no lo digo porque se pongan todos a bailar como Soraya Sáenz de Santamaría el otro día en televisión. Allá cada cual con su sentido del ridículo. Es un poco mezquino hacer pasar a una lacia redomada por una bailonga. Aunque peor es que nos dijera que Rajoy es un marchoso. Eso sí que no se lo cree nadie, ni siquiera en precampaña. 
Otra de las prácticas habituales de la precampaña son las inauguraciones. Rajoy ya tuvo la del puente de Cádiz y desde entonces ha inaugurado en León una línea de AVE, como Aznar, y en Huesca un pantano, como… Bueno, ya saben quién inauguraba pantanos.
Pero todo eso pasa a un segundo plano cuando se introducen otros elementos para hacer precampaña como lo es la utilización de los instrumentos del Estado que debieran ser de todos y no estar instrumentalizados al servicio de un partido. No se entiende de otra manera las misivas que el Ministerio de Hacienda ha enviado a determinados Ayuntamientos anunciándoles la retirada de la participación en los ingresos del Estado si no cumplen estrictamente con medidas como despidos y privatizaciones. 
Es curioso, coinciden estas cartas con encuestas que determinan que los políticos más valorados son los alcaldes del cambio de ciudades como Madrid y Barcelona. Y coincide con Ayuntamientos que ya no están gobernados por el partido que sustenta al Gobierno. Que sepamos, ya han llegado a El Puerto y a Cádiz.
No estaría mal que la carta también se dirigiera a los que esquilmaron las arcas públicas y dejaron una deuda en el Ayuntamiento de Cádiz de 275 millones de euros. Pero esos, en lugar de recibir cartas o marcharse a su casa siguen presumiendo de buenos gestores porque saben que no tendrán que hacer frente a su desastre.

jueves, 24 de septiembre de 2015

On air: Un día para la historia

Hoy no soy nada original. Le robo el título al Diario de Cádiz para un tema muy trillado, la apertura del Nuevo Puente. Pero creo que hechos como este ocurren en Cádiz dos veces en la Historia. Por eso no se explica bien la forma en la que se ha organizado la inauguración. O quizá sí se explica muy bien.

Si fuera un columnista original, de esos opinadores de calidad, hoy me inventaría alguna estupenda columna para hacerme el interesante y no hablar del puente. Pero no. Soy un tipo demasiado previsible y monótono como para escapar del tema de conversación de todos los gaditanos: la inauguración del segundo puente. 
Ciertamente, todo lo que pueda decir no es mejor que la frase que le leí ayer al genial Pedro Pablo Hidalgo, por cierto, muy recomendables sus viñetas en Contexto. Decía el gran peripol que Cádiz es la ciudad donde los puentes se hacen con lentitud, y sus inauguraciones con precipitación. Algo de eso hay. 
Porque el viernes pasado nos enteramos, de estrangis y por la agencia EFE que el día designado por Rajoy para inaugurar esa infraestructura impulsada en todo momento por la simpar ex alcaldesa Teófila Martínez era el 24 de septiembre. Por la agencia EFE nos enteramos nosotros, el alcalde de Puerto Real, el de Cádiz y Susana Díaz. De los tres, el primero ha decidido no acudir al acto en señal de protesta por la falta de respeto que el Gobierno ha mostrado con los representantes de los municipios. 
No le falta razón a Antonio Romero. Inaugurar la mayor infraestructura construida en España en los últimos años y organizarlo a la prisa, sin lealtad institucional es un despropósito. Como lo es que la única que supiera de la inauguración fuera la ex alcaldesa de Cádiz y sus declaraciones acompañasen la nota de prensa de EFE. 
Supongo que por nuestra forma de ser y nuestro carácter festivo la mayoría de los gaditanos deseábamos otra cosa. Un acto más simbólico, un cruce a pie de los ciudadanos de las localidades que une el puente, un gesto distinto al del mero corte de cinta. Tantos años esperando, tanto dinero malgastado, aunque de eso hablaremos más adelante, para que todo se resuma con una visita de Rajoy. 
Dentro de unos años todos recordaremos donde estábamos el día que abrieron, al fin y al cabo la inauguración es la apertura, el segundo puente. Recordaremos, incluso, cuando lo cruzamos por primera vez y con quién. 
De todas formas, ayer me surgía a mi una duda. ¿Creen que si el pasado 13 de junio no hubiera habido cambio en el sillón de Salvoechea la inauguración habría sido así de sobria? Yo me malicio que no. Porque al final da la impresión de que para algunos este no es el puente de Cádiz, sino su puente.

jueves, 3 de septiembre de 2015

On air: Tan iguales, tan diferentes

Esta es una de esas columnas que preferiría no escribir. Que preferiría no haber escrito. Y aunque sólo sea una voz más entre tanta indignación, no puedo dejar de hacer oír mi voz en el altavoz que me presta la Radio.

Un verano gaditano que se precie pasa por la playa. La Caleta para los gaditas de pura cepa. La Victoria para los que son beduinos como yo. Y aún quedan Santa María del Mar para los días de levante o Cortadura y El Chato para escapar de aglomeraciones. 
Cuando tienes niños, como es mi caso, la playa es el centro neurálgico del verano. Es una maravilla verlos disfrutar en la orilla, pertrechados de cubos palas y rastrillos para construir, o más bien que les construyas, un castillo, con su foso, la montaña y la muralla. Corren persiguiendo o dejándose perseguir por las olas, se embadurnan de arena, se amenazan con las algas… 
Este verano, en mi caso, ha sido bastante especial. La pequeña va camino de los tres años y ya tiene la autonomía suficiente para disfrutar de la playa por sí sola. El mayor, sin embargo, tiene maneras de lobo de mar y su aventura preferida del verano es montarse en el catamarán que lleva a El Puerto de Santa María. 
Ayer, cuando vi la imagen de ese niño sirio ahogado en la orilla de una playa turca pensé en mis hijos. No sé si es un pensamiento egoísta, pero dicen que cuando uno es padre es padre de todos los niños del mundo. Porque ese niño muerto también tenía un hermano un poco mayor cuyo cadáver también lo escupió la mar. Eran como los míos. Pero ellos no cogieron un cómodo catamarán para ir a El Puerto de Santa María sino un barco atestado de compatriotas para escapar de la guerra. La playa para ellos no es símbolo de juegos, carreras y diversión, sino su tumba. El castillo no se lo construye su padre porque las murallas se las han hecho los gobernantes europeos con alambradas y concertinas. Tan diferentes y tan iguales  
En realidad, es muy poco lo que separa a mis hijos, a nuestros hijos, sobrinos o nietos de aquel niño que yace inerte en la orilla de la playa. No es ni la raza, ni la religión. Ni siquiera el amor de sus padres. Lo que separa a ese niño de tres años y a su hermano de cinco de los nuestros es la suerte. O mejor dicho, la desgracia. La desgracia de haber nacido en un país que se descose por una Guerra Civil. Y la desgracia de haber topado con un mundo que les responde con muros, vallas y alambradas. 

martes, 1 de septiembre de 2015

90 años de Radio Cádiz

Diría que mi primer recuerdo radiofónico es la voz de Juan Manuel Pedreño narrando los goles del Cádiz en Zaragoza, una de las pocas veces que el Cádiz de aquella época ganaba lejos del Estadio Carranza. Bueno, tanto no ha cambiado la vida a pesar de los años que han pasado.

Sin embargo, no estoy completamente seguro de que yo escuchara aquellos goles. Sí sé que leí después la historia y quizá, por eso, identifico la radio con aquel día. Tampoco estoy seguro de que escuchase a Carmen Coya o a Pepe Benítez desde el Gran Teatro Falla en las sesiones de tarde. Eran otros tiempos en los que el Carnaval sólo llegaba por el oído y lo mismo a las 5 que a las 10.

Con total certeza, sí recuerdo escuchar en el mediodía a Teo Vargas y una curiosa tertulia que tenía. Levante y Poniente se hacían llamar. Eran los tiempos de Irigoyen y el Cádiz en Primera. Lo escuché en un Walkman lo que indica que, sin duda y a pesar de que me sigan confundiendo en la universidad con un alumno, me estoy haciendo viejo.

Aquellos eran los primeros días en los que yo tenía potestad de elección en la radio y osaba a escaparme de la tiranía que mi padre había impuesto con Luis del Olmo. No sé por qué, pero desde el principio yo preferí la SER, especialmente Iñaki, De la Morena y la gente del Carrusel. 

Sin embargo, gracias a mi padre, he sido siempre más de radio que de televisión, sobre todo en los años de instituto y universidad. Nada de radiofórmulas, el 90.8 de la FM o el 990 de la AM puesto en el aparato que había encima de mi cama y así echaba el día, mientras que, al mismo tiempo, pasaba apuntes, resolvía problemas o salía a correr.

Sin embargo, lo que más me gustaba de la radio era su emisión desde Cádiz y mi voz en la radio es la de Carlos Alarcón. Ya sé que no es lo habitual, pero mis recuerdos de radio más agradables los uno a sus retransmisiones con Antonio Hernández Rodicio desde el Gran Teatro Falla o a su Hoy por Hoy con Manolo Camacho que entonces, con dos gaditanos de pro cada uno a su manera, era, sin lugar a dudas, el programa más gaditano de la radio difusión mundial.

Recuerdo a Angel Mozo Polo, recientemente fallecido, Eduardo Lumpié, Juanelo, el Libi, el Marques de la Calle Sagasta, Jesús del Río, las tertulias con Fernando Santiago, Julio Braña y Jose Berasaluce, entre otros. Eran tiempos en los que la programación local llegaba a medio día y por la tarde y yo siempre que podía me enganchaba. Hasta aprendí de Semana Santa con aquella Cruz de Guía a pesar de que mi interés por la Semana Santa era tan limitado como el que tenía por el paleolítico inferior.

Después, con aquella percha, comencé a familiarizarme con otras voces, como la de Fernando Pérez Monguió, Francisco José Román o Jose María Ruiz. Y más tarde llegó Pedro Espinosa cuya voz me traía ecos de mi tiempos de instituto.

Por eso, el día que sonó el teléfono en mi casa y Carlos Alarcón me ofreció participar en Radio Cádiz no dudé ni un segundo. Para mi era un enorme orgullo colaborar en el programa que, como oyente, ya era mío. Y lo sigue siendo por la plena libertad que me conceden cada jueves. Y lo será hasta que ellos quieran.

Gracias a eso he conocido a algunos de los nombres que he mencionado antes y también a otros que llegaron después como Libertad Paloma y Natalia Perales, Ignacio de la Varga o Julio Camacho. Y por supuesto, a Lourdes Acosta, la jefa, siempre amable y cercana.


Hoy Radio Cádiz cumple 90 años y quiero felicitar a todos los que la hacen y la han hecho en estas nueve décadas. Al fin y al cabo, cada vez que voy, me siento como en casa. Además, como oyente, muchos años antes de permitirme hacer oír mi voz, Radio Cádiz ya era mi radio. Felicidades.

jueves, 27 de agosto de 2015

On air: Con V de victoria

Lo reconozco. Tanto tiempo con ella que no puedo olvidarla. Tampoco es que ella haga porque yo la olvide. De hecho, parece que quiere que hablemos de su persona. Si no, no se entiende que se filtrara la foto con la V de victoria en el puente. Tres años más tarde de lo debido y después de haber arruinado el Ayuntamiento de Cádiz. 

Si hay una frase contraria a la radio es aquella que afirma que una imagen vale más que mil palabras. Porque ahora mismo, para lo que pretendo en esta columna sería más sencillo mostrar la fotografía y pasar a comentarla, pero confío en que la mayoría de los oyentes la habrán visto. Si no, se la recuerdo. 
La imagen a la que me referiré es la de una señora mayor, abuela ya, con el pelo tan rubio que parece blanco y que se resiste a hacerse vieja. La señora, con un contundente collar y tres pulseras ha parado el coche en un puente. Allí, con el tráfico cortado y una motocicleta de la Guardia Civil al fondo, la señora extiende los dedos índice y corazón de cada mano en un símbolo que puede ser un homenaje a Piqué, la V de Vendetta o la señal de la victoria. 
No se trata de una anciana de vacaciones en el Golden Gate. No. Se trata de la exalcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, en el Segundo Puente.  
La foto no pasaría de la anécdota si no fuera por los factores que la rodean. Y por todo lo que ha habido tras la construcción de este segundo puente. La foto representa la idea que la ex alcaldesa de Cádiz ha tenido siempre sobre esa construcción. Desde el impulso hasta las firmas. El Nuevo Puente es suyo. Para Teófila el segundo puente le pertenece. Como Gollum uno se la imagina gritando en ese momento “Es mío, mi tesoro”.  
Y por eso se muestra eufórica y ufana cuando lo puede transitar y se permite hacerse una foto allá donde el resto de ciudadanos de Cádiz, de Puerto Real y de España que hemos pagado a escote ese obrón innecesario no podemos tener acceso. Ni siquiera al actual alcalde de Cádiz se le ha ocurrido esa foto. Ciertamente habría resultado aún más ridícula que la de su antecesora. 
De todo, lo que más llama la atención de la instantánea son las manos  haciendo el símbolo de la victoria. Significa un concepto curioso de lo que es ganar. Porque quizá, lo más adecuado dado que el puente se abre para una Vuelta Ciclista tres años después de la fecha en la que debería haberse terminado, dado que el puente ha costado el doble de lo presupuestado, dado que los primeros en cruzarlo son bicicletas pero cuando se abra las bicicletas no podrán cruzarlo (ni ese ni el de Carranza), quizá un dirigente político debería haber sido más discreto y no dejar esa imagen para la posteridad. 
Pero bueno, ya sabemos que si algo le ha encantado a Teófila en estos veinte años han sido las fotos porque una populista, sin fotos, no es nada. 

jueves, 20 de agosto de 2015

On air: Cádiz, capital de la inacción

El Teatro Pemán. Punto de partida de un recorrido por la inacción.
Foto: lavozdigital.es
En Cádiz nunca pasa nada. O pasa a un ritmo diverso al que pasa en el resto del mundo. Por eso, los proyectos se eternizan y, por eso, llama mucho la atención que ahora se pretenda que en tres meses se hagan realidad situaciones que llevan casi una década paralizadas.

Regresar de las vacaciones es siempre una tarea complicada. Se supone que dejas atrás los que pueden ser los mejores momentos del año para regresar a la rutina diaria. Pero en el fondo, sabes que parte de esos mejores momentos no lo fueron tanto y que, al final, la rutina también acaba echándose de menos. 
Además, cuando el regreso es a Cádiz, da igual el tiempo que haya pasado desde que te fuiste que la sensación es que nada ha cambiado durante tu ausencia. El ritmo de la ciudad es tan caribeño que las cosas casi no suceden. 
Aquel gaditano que se marchara en el año 2008 de Cádiz, no creo que de vacaciones, porque nadie se toma vacaciones de siete años y hoy regrese al Parque Genovés para ver cómo quedaron las obras del Teatro que aún se llama José María Pemán, se dará cuenta de que tras siete años, aquello sigue siendo un solar. Si su recorrido continua por Avenida Duque de Nájera comprobará que en el Olivillo tampoco han hecho nada. Aunque eso también le serviría al gaditano que se fue en el año 86, cuando la segunda mayoría absoluta de Felipe González. Desde entonces está el Olivillo cerrado.  
Un poco más adelante se encontrará la Escuela de Náutica. Nada nuevo desde el año 2002, los tiempos de la burbuja inmobiliaria. Y hablando de burbuja, a cien metros el edificio de Valcárcel. Nuestro gaditano que regresa se dará cuenta de que el contrato firmado en 2003 sigue sin cumplirse. Esperemos que no le hayan contado que la única vez que se puso el edificio en funcionamiento, los ilegítimos dueños los desalojaron y aquello acabó en los juzgados.  
Nuestro retornado podrá hacer una escapada al Barrio del Avecrem para ver cómo han dejado de bonito el nuevo pabellón Fernando Portillo, y se dará cuenta de que Portillo, Pemán y Valcárcel tienen el mismo sino. Incluso, cuando llegue a la milla de oro de nuestra costa, en la esquina de Brasil con el Paseo Marítimo podrá ver que tampoco a Tiempo Libre le han hecho nada nuevo. Que todo sigue como cuando lo dejó en 2008.  
El otro día paseando por Cádiz con un gran amigo, gran tipo y gran escritor me decía que las cosas que se escriben para Cádiz sirven eternamente. Probablemente esta columna también podría haberla escrito hace varios años y creo que la podré repetir el año que viene. Por eso, sorprende que algunos hablen ahora de inacción cuando en Cádiz se acumulan los proyectos de casi una década.

jueves, 6 de agosto de 2015

On air: El símbolo del segundo puente

En realidad yo no quería hablar de política hoy. Pero, como casi siempre, me dejo llevar por los instintos y al escuchar esta mañana a Teófila decir que no hay que pensar en lo que costó el segundo puente sino en lo importante que es la obra y lo que nos va a beneficiar, no he podido resistirlo. Porque tengo la sensación de que el segundo puente es un símbolo de la deriva de España.

Desayunaba esta mañana oyendo, como casi siempre, esta emisora y Pedro Espinosa daba cuenta de la apertura del segundo puente, por fin, el próximo 25 de agosto, aunque sólo sea para el paso de la Vuelta Ciclista. Mientras apuraba los últimos sorbos del tazón de leche pensaba en que el segundo puente es una expresión perfeccionada de lo que ha sido la política en España en los últimos años.  
Primero del culto a la infraestructura. La infraestructura se plantea como la solución de todos los males. Como el aeropuerto de Castellón o el tranvía de Jaén, se quiere modernizar a golpe de proyecto faraónico en lugar de que las infraestructuras respondan a necesidades reales. 
El segundo puente es también muestra de la sumisión al poder económico. Yo les reto a que se pongan en el mirador de la cafetería de un importante Centro Comercial que hay en esa zona y me digan si no parece que el objetivo del nuevo puente es traer a varios centenares de miles de compradores potenciales al parking de ese establecimiento. 
En este tiempo, además, el segundo puente ha sido muestra de utilización partidista. Nadie sabe dónde se encuentran las firmas que recogió el Ayuntamiento de Cádiz para presionar al Gobierno socialista de Madrid para que acelerara la construcción. Firmas que se desvanecieron cuando hubo cambio de partido en La Moncloa. Pero mientras se utilizaba en folletos y en cuñas publicitarias el puente asociándolo a la figura de la anterior alcaldesa. De hecho, era su gran apuesta para las elecciones del 24 de mayo, cruzar tres días antes el puente en loor de multitudes.    
Pero ni eso les ha salido bien y la forma de terminarla también representa lo que es esta España de hoy. Una obra que tenía un plazo de ejecución de 42 meses y que ha tardado 100. Una obra que debía haber estado para el Bicentenario, es decir, hace tres años, se concluye ahora a la prisa para que puedan pasar las bicicletas porque lo que apura es que el puente se vea por la tele, no que lo utilicemos los gaditanos. Lo que interesan son las imágenes del puente, con la Vuelta y en la inauguración no para lo que después nos sirva. 
Todo, por supuesto, embadurnado de un sobre coste alucinante que duplica con creces la estimación original. Escamados como estamos de tantas comisiones, sobres y maletines, no nos terminamos de creer que el segundo puente no sea también un símbolo de eso. Pero si alguien pregunta por el sobre coste y el retraso nos tratan como hacen habitualmente los políticos españoles: como niños pequeños. No penséis en eso cuando lo crucéis. Como si el dinero no hubiera salido de nuestros impuestos.

jueves, 30 de julio de 2015

On air: Un padrino transexual

Hoy no quería hablar del alcalde. Al final me estoy poniendo más pesado con González que con Martínez así que cuando vi la noticia del transexual al que no habían dejado ser padrino del bautizo de su sobrino pensé que sería un buen tema para tratar en mi columna. Lo malo es que, al final, sí he hablado del alcalde.
Me siento identificado con pocas organizaciones. De hecho, voluntariamente creo que sólo soy cadista y miembro de la APDHA; lo primero por sentimiento, lo segundo por convicción. También formo parte de la Universidad de Cádiz, en este caso, porque confío en el papel de la universidad pública para cambiar la realidad, como único bastión del ascenso social de los hijos de los obreros. 
También participo en esta casa (Radio Cádiz) como colaborador voluntario porque creo en la libertad que me ofrecen y en las personas que me la dan. Como regla general, ni estoy en instituciones con las que no comparto sus líneas fundamentales, ni me quedo allá donde no me quieren. 
Son mis cartas, evidentemente, y cada uno decide cómo juega las suyas. Pero con esos principios, a mi me sigue sorprendiendo que haya personas que permanezcan en sitios donde no son bien recibidas o que participen de organizaciones que, directamente, ponen en duda su forma de ser. 
Me pasa, por ejemplo, con aquellas personas que tienen sexualidades distintas a la mayoritaria y siguen necesitando de su participación en la Iglesia Católica, una institución que, aunque cambien sus gobernantes, aunque pasen los años, no logra superar los prejuicios de índole sexual. 
Comprenderán que esta reflexión surge a raíz de la noticia de esta semana en la que el Obispado de Cádiz y Ceuta ha negado a un transexual la posibilidad de ser padrino de su sobrino. Una decisión arcaica, retrógrada, pero la decisión de los que mandan en esa organización. Casi prefiero eso al párroco que firmó una carta a favor de un alcalde corrupto. 
Evidentemente, no creo que ningún dios rechace a una persona por la forma de vivir su sexualidad. Supongo que será cuestión de fe, algo que yo perdí hace tiempo. Pero no creo que si existe un dios mire con peores ojos a un transexual que a un heterosexual corrupto. Ni creo que nadie pueda tener el monopolio de decidir quién es dios. Pero entiendo, perfectamente, que si quieres pertenecer a una organización como la Iglesia Católica tienes que obedecer sus reglas, por más anquilosadas que estén. Porque la Iglesia es un club privado, separado del Estado para lo bueno y para lo malo, para decidir quién puede ser padrino y para que un alcalde se niegue a ser miembro nato de una cofradía. 
Por eso, lo que más me sorprende de todo esto es que una familia quiera meter a su bebé recién nacido en una organización que no acepta a su tío tal y como es.

jueves, 23 de julio de 2015

On air: Jardines

Un desastre. La gestión mediática de estos cuarenta días de alcaldía está siendo un desastre. Están creando problemas donde no los hay, salen a las ruedas de prensa sin prepararse los temas, confunden términos, son tibios a la hora de desmentir las falsedades... A partir de ahora, con el nuevo Gabinete de Prensa sólo les queda mejorar. Y no meterse en más jardines.

A estas alturas, el Pleno del Ayuntamiento ha aprobado, por fin, la regulación de su funcionamiento, con sueldos, asesores y dotación económica. Para el voto afirmativo del PSOE han contribuido de forma determinante tanto el cambio de talante de quienes pretenden gobernar como la postura del Partido Popular puesto que sus formas han obligado a los socialistas a distanciarse. 
Ahora toca ponerse a trabajar. De los 100 días de cortesía ya hemos dejado escapar 40, después vienen los 31 de agosto, así que sólo quedará septiembre antes de hacer un primer balance. Un primer balance que, o mucho cambian las cosas, o no podrá ser positivo. 
Porque las esperanzas depositadas en el cambio se ven sepultadas bajo las múltiples torpezas que se han puesto de relieve en este mes y medio. La última ayer de David Navarro, quien parecía uno de los hombres serios del equipo de Gobierno pero que no sabe distinguir entre el bruto, el neto y las cargas de un salario. Y ese hombre controlará la Hacienda municipal. 
Recuerdo que una de las cosas que dijo el alcalde en campaña fue que se reuniría con todo el personal municipal, empezando por los jardineros. Aquello le resultó muy llamativo a Yolanda Vallejo que recordaba que los jardineros no son ya personal municipal. Lo que no sabía la buena de Yolanda es que la necesidad del alcalde por los jardineros está relacionada con la facilidad que tienen para meterse en jardines. 
Partamos de la base de que algunos de los que han visitado en estos cuarenta días no lo han sido por culpa suya. El caso de la bandera o el del Cónsul honorario sin honor han servido para hacer sangre de los nuevos, sin que los nuevos tuvieran nada que ver. 
Pero en otras cosas sí. Lo que rodeó al primer pleno de organización demostró una inocencia tremenda. Como lo de las barbacoas. En quince días hemos escuchado tres versiones: desde la sustitución por una Verbena Popular de Pinillos en Radio Cádiz, hasta el prohibido prohibir del propio Pinillos. Al final, los nietos de Lolo Bouza han decidido abrir un módulo más. Con lo fácil que habría sido dejarlo como estaba y no desgastarse.  
Dice Fernando Santiago que lo de hacer política es como aprender a nadar: te sueltan en la piscina, braceas y aprendes. Yo, que no aprendí a nadar hasta muy mayor, sé que no todo el mundo tiene la misma capacidad. Y que algunos en la piscina se acaban hundiendo. Esperemos que el equipo de gobierno municipal sea más hábil y salga pronto a flote. Por el bien de Cádiz.

jueves, 16 de julio de 2015

On air: Conciliando

El marido de la anterior alcaldesa de Cádiz "trabajando"
en un Consejo de Administración
Mi columna de hoy no quiere defender al alcalde de Cádiz como político. Ni siquiera como gestor. Aún no tengo opinión seria formada sobre él. Pero la columna de hoy sí quiere ser una defensa de Jose María González como persona. Y en él, de todos esos padres que intentan (intentamos) sacar tiempo para estar en todo. Porque un buen profesional no lo es menos si está con sus hijos.

Los horarios de profesor de Universidad son bastante especiales. Por suerte, la mayoría de los días puedo ir a la Escuela Infantil a recoger a mi pequeña y después, juntos, acercarnos hasta el colegio para ver salir a su hermano. Llegamos a casa, preparamos la comida y almorzamos los cuatro juntos. Su madre, que también trabaja por la tarde, viene desde San Fernando sólo para el almuerzo. No creo que por ello sea una mala profesional. Tampoco creo serlo yo por haber decidido que, la crianza de mis hijos y las labores domésticas son mis obligaciones.  
Evidentemente, no siempre se puede. El año pasado, sin ir más lejos, tenía clases los miércoles a las dos y media en Cádiz y había que cambiar toda la operativa. Cumplo mis obligaciones y no creo que cuando alguien valore mi trabajo se fije en que paso muchas tardes con ellos en la playa. Pero, ¿qué quieren que les diga? Mis hijos son lo más importante para mi y estos años nunca volverán. 
Imagino que a la mayoría de los oyentes no les interesarán mis cuitas personales y mis fórmulas para conciliar mi vida profesional con mi vida familiar. A mi me sucede lo mismo con la mayoría de la gente, pero resulta que hay otras personas que no. Algunos, de repente, han empezado a poner en cuestión la dedicación del alcalde de Cádiz porque, una de cada dos semanas, las tardes las pasa con sus hijos. 
Curiosamente, son los mismos que antes entendían que una alcaldesa no hablara en casa de los negocios privados de su marido. Son los mismos que tendían un tupido velo sobre las cuestiones familiares de quienes mandaban hasta hace dos meses. Curiosamente, porque todo es muy curioso en este nuevo tiempo que vivimos, en los periódicos de esta ciudad han aparecido antes las fotos de los hijos (menores) del actual alcalde que la del marido, amigo de un imputado como Rodrigo Rato, de la anterior. 
Curiosamente, ya digo que todo es muy curioso, dirigir el Ayuntamiento es incompatible con estar con tus hijos por la tarde, pero sí resulta compatible con ser la cabeza del Partido Popular a nivel regional y ser diputada en Madrid. 
No sé si el alcalde de Cádiz es un flojo o un indolente. Creo que la inactividad de estos días es inadecuada. También creo que su condición de gaditano, gadita habría que decir, y comparsista, fomenta el estereotipo. Lo que es seguro es que lo que haga o deje de hacer no es por conciliar su vida familiar. Hay tiempo para todo. Y puestos a escoger, prefiero a un alcalde que juegue con sus hijos que uno que almuerce con Rodrigo Rato.

jueves, 18 de junio de 2015

On air: Adiós

Hoy me tocaba la primera columna en Radio Cádiz con Kichi en la alcaldía. Pero como Yolanda Vallejo ya hizo esta maravilla el domingo, pues he preferido pensar que tocaba la última con Teófila Martínez fuera del sillón de Salvoechea. Y a ella ha ido mi carta.

Estimada señora:
Ahora que todo el mundo le escribe al nuevo, yo he preferido dedicarle mi columna a usted. Al fin y al cabo la educación requiere despedirse del que se marcha. Además, de lo que había que decirle al nuevo es difícil mejorar lo que hizo Yolanda Vallejo el domingo en La Voz. 
Comprenderá que me sienta raro. Es mi primera columna que se emite en Radio Cádiz sin que en San Juan de Dios haya nadie pendiente para ver qué digo. Han sido muchos años. Veinte años es demasiado tiempo para cualquier proyecto político y mucho más para uno tan personalista como el suyo. 
No se lo reprocho. La ciudad le votaba y usted seguía presentándose: pero le ha perdido la soberbia. Una retirada a tiempo y quizá ahora tendríamos un debate sobre si el nuevo puente debe llevar su nombre. Debate al que yo me sumaría, por cierto. Usted ha sido mi alcaldesa aunque nunca la haya votado. Y se ha merecido siempre mi respeto aunque nunca haya comulgado con su forma de hacer las cosas. Aunque su gente me haya vetado para intervenir en Onda Cádiz. Aunque hayan llamado a todos los sitios en los que opinaba para pedir mi cabeza. 
Por eso me sorprendió su falta de elegancia el día 13. Ni siquiera felicitó al nuevo alcalde en su discurso. Podría haberse fijado en Jose Blas Fernández, al que yo siempre he criticado pero que estuvo señorial ese día. Por cierto, ya que estamos tampoco me gustó el tratamiento que recibió cuando abandonó el Ayuntamiento. No es de recibo. Por un momento pensé que la turba iba a hacer como en Iraq con la estatua de Sadam Hussein e iban a tirar abajo las pantallas. Pero no, se han conformado con quitar la publicidad institucional. 
Ya los balances los han hecho otros. Ya sabemos que Cádiz ha cambiado, el soterramiento, el segundo puente y su gusto por las obras públicas. Yo, qué quiere que le diga, sigo estando más preocupado por la pérdida de población y por el mantenimiento de los niveles de desempleo. Y por la deuda pública que deja, engordada por su aparato de propaganda. 144 millones de euros se ha gastado en autobombo. Cien millones de pesetas al mes. Si hay que aumentar la deuda que sea pagando alquileres a quien no puede. 
Con todo le deseo que le vaya bonito. Ojalá la nombren ministra de Fomento y venga a la inauguración del segundo puente. O que descanse con su familia. Al fin y al cabo, cuando el tiempo pase se le recordará con más cariño. Mire a Carlos Díaz.

jueves, 4 de junio de 2015

On air: La batalla de Cádiz

Susana Díaz y Teófila con el tipo de la chirigota del Gómez
los que ponen la primera piedra. Foto: Cadizdirecto.
Mucho Juego de Tronos y poco respeto al ciudadano. La política en Cádiz se ha convertido en una partida de ajedrez en la que las fichas las mueve la Khalessi de Triana, como la llama Fernando Santiago. Por eso, hoy le he dedicado mi columna en la Candea SER.

Tengo la peor consideración posible de Susana Díaz. Su llegada a la presidencia de la Junta con un curriculum laboral en blanco fuera del PSOE representaba el culmen del triunfo de los políticos profesionales. Esos que se dedican a medrar en el partido, a eliminar a los disidentes, a vivir la política como un combate y no como una vocación de servicio público para mejorar la vida de los ciudadanos encontraban su representante máxima.
Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta de que no. De que me quedé absolutamente corto. Que Maquiavello se ha reencarnado en la hija de un fontanero que presume de roja y honesta pero que no parece ser ni una cosa ni otra.
Repasemos un poco los acontecimientos. Susana Díaz sustituyó a Griñán, ahora en puertas de ser imputado por los EREs, y heredó un pacto de gobierno con Izquierda Unida. Después de aprobar los presupuestos para 2015, en enero de este año Susana dinamitó el acuerdo para buscar, según decía, una mayor estabilidad. Convocó unas elecciones en las que recibió menos votos que Griñán y se quedó sin encontrar apoyos para su investidura.
Pero que a Susana los planes le salgan mal no le importa porque siempre se le ocurre una huida hacia delante. Hoy publica El País, fuente fiable cuando se trata del PSOE de Andalucía, que Susana Díaz está dispuesta a dejar gobernar a Teófila Martínez en Cádiz. En Sevilla o Jerez le sirven los votos de las candidaturas de izquierdas para que el PSOE logre las alcaldías, pero en Cádiz no está dispuesta a permitir el gobierno de Por Cádiz sí se puede.
En campaña ella dijo que nada le unía al PP ni a Podemos, pero parece que en Cádiz le unen más cosas a Teófila que al Kichi. Quizá sea su forma de pagarle a Teresa Rodríguez por la humillación de la triple investidura fallida. O quizá utilice Cádiz para darle una patada en la espinilla a su archienemigo, que no es Mariano Rajoy, precisamente, sino Pedro Sánchez.
Cuanto más se acerca el 13 de junio más lejos está el cambio que la ciudadanía de Cádiz ha votado. La duda es saber si el PSOE de Cádiz está dispuesto a convertirse en el tonto útil del susanismo. Con tantos sueldos de la Junta y Diputación por repartir entre tantos políticos profesionales como hay en Gaspar del Pino, la respuesta parece clara. Veremos. Si siguen los designios susanistas estarán cavando la tumba del PSOE en Cádiz. Un partido que en 20 años ha pasado de gobernar a tener cinco concejales. Y aún puede caer más bajo.

viernes, 22 de mayo de 2015

DCDS 2015 v2. Día 15: La meta

Diario de campaña desde el Sur versión 2. Día 15: La meta
Se acaba la campaña y se acaba este Diario. Normalmente, mis diarios de campaña se suelen prolongar un día más y el día de reflexión suelo contar algunas historias. Sin embargo, en esta ocasión, por aquello de que las elecciones son más cercanas y hay más susceptibilidades que pueden sentirse heridas, prefiero acabar el viernes. Y que el domingo sea lo que el pueblo quiera.

La meta de una campaña
La campaña llega a su meta y conviene preguntarse para qué sirve una campaña. Depende. En determinados casos sirve para hacer crecer un personaje, como ha ocurrido con Manuela Carmena. En otras ocasiones puede servir para desarrollar una marca, como ha intentado hacer Ganar Cádiz en común. Muchas veces nos sirve para soñar, como dice Iñaki Gabilondo, con la ciudad que nos gustaría. Es lo que ha hecho Fran González presentando un buen número de proyectos. Muchas veces sirve, sin embargo, para asustar, para amedrentar, para tergiversar. En esta campaña también se han hecho esas cosas.

La duda que a mi me queda cuando hago este tipo de balances es si realmente una campaña sirve para ganar o perder unas elecciones. Está claro que nadie nunca ha decidido su voto por un cartel en una farola. Ni creo que nadie lo haya hecho por un panfleto repartido por la calle. Y mucho menos por un vídeo, una canción o un comentario de Facebook. Si la meta de una campaña es conseguir votos, quizá haya que cambiar los medios.

Los maillots de la campaña
Ya que estamos hablando de que la campaña llega a su meta vamos a trazar el símil ciclista y vamos a repartir los maillots. Para mi, el maillot amarillo de la campaña es para Teófila y no es sólo por su color de pelo sino porque creo que ha sido la ganadora de estas dos semanas. Al fin y al cabo la campaña es publicidad y su publicidad ha superado todo lo demás. De hecho, ella es la mejor en publicidad.

El maillot de la regularidad es para Fran González que se ha llevado toda la campaña, regularmente, presentando proyectos aunque ha recibido menos bola de la acostumbrada. El maillot blanco del mejor joven es para Por Cádiz sí se puede que de los nuevos partidos es el único que ha aportado algo. El maillot de la combatividad es para Jose David Sánchez y el mejor equipo para Ganar Cádiz en Común.

El Puerto, aunque no sea de montaña
La campaña en Cádiz ha estado tan interesante que aquí he hablado poco de otros políticos. Se me ha olvidado mencionar el gran trabajo que están haciendo los amigos de Levantemos El Puerto que ojalá se conviertan en clave en una ciudad tan castigada por la desigualdad social y gobernada durante tantos años por la derecha más rancia y casposa.

Primero fue Independientes Portuenses, que ahora se ha reciclado en Ciudadanos como si nada hubiera pasado. Resulta curioso ver que vienen a regenerar la política los miembros de un partido fundado por uno de los mayores corruptos de Andalucía. Después fue el PP con la muleta del PA y el resultado es que El Puerto ha dado varios pasos atrás mientras su entorno avanzaba. Además con una política cínica y despótica en la que se olvidan a los más desfavorecidos. Esperemos que a partir del 25 de mayo haya gente en el Consistorio portuense que lo levante.

La imagen: Por qué votar a Teófila
Circulaba por las redes sociales una imagen que recomendaba no votar a Teófila por diversas razones. Evidentemente, con un equipo de propaganda tan grande como tiene faltó poco para que la imagen contraria saliera a la luz. Ahí la tienen. Yo voto a Teófila y tú deberías.

Algunas de las cosas son las clásicas, como el soterramiento de la vía del tren. Me hace gracia que se plantee la necesidad de votar a Teófila por algo que ocurrió hace cuatro legislaturas. También están sus habituales impulsos. Ya no es la impulsora del segundo puente sino su conseguidora y ahora impulsa 30 kilómetros de carril bici.

No la he visto en ninguna movida contra los desahucios, pero ha evitado 185. También ha construido el Estadio Carranza, que antes era sin coste alguno para los gaditanos pero ahora ese último punto se olvida.

Sin embargo, todo queda eclipsado por esa frase: Ha conseguido la llegada del AVE a Cádiz. Me fui corriendo a la estación para coger uno pero se ve que no. Que el AVE que ha llegado a Cádiz, como dice mi amigo Eulogio, es una maqueta de Ibertrén.

Y por supuesto, el remate. Si no votamos a Teófila Cádiz pierde todo lo que tiene. El Kichi se ha comprado un bulldozer y va a tirar el Estadio, el Puente y el soterramiento. El carril bici y el AVE no hace falta porque no existen.

Mi decisión: votaré a Teófila
He estado haciendo balance de mi utilización del derecho al voto. Voté al PA con Ana Sanchidrián por razones familiares. Venían de tres concejales. Se quedaron sin ninguno. He votado a Almunia para evitar que ganara Aznar. Aznar obtuvo mayoría absoluta. No voté al PA el año de Julio Braña, entró en el Ayuntamiento.

En las últimas europeas no quise votar a Podemos. Me negaba a meter en la urna una papeleta con la foto de Pablo Iglesias. Me decidí por el Partido X. Ya se sabe el resultado de aquellas europeas. En las autonómicas, entre Podemos e Izquierda Unida preferí a Izquierda Unida. La debacle fue tremenda. Al final he llegado a la conclusión de que soy políticamente gafe. La candidatura que voto pierde o se queda lejos de alcanzar su objetivo. Así que para el domingo lo tengo claro. Votaré a Teófila. Espero que yo solo.

jueves, 21 de mayo de 2015

On air: DCRC. Día 24-3: Sobrevalorados

Diario de campaña en Radio Cádiz. Día 24 menos tres: Sobrevalorados


Oír la campaña electoral gaditana es acabar con la autoestima por las nubes. Una ciudad llena de talento, dicen unos; una ciudad que derrocha arte, dicen los otros. Los hay, incluso, que quieren hacer un listado de músicos. En estos casos siempre me acuerdo del Libi cuando dice, él sí con mucho talento y arte, que en Cádiz también hay jueces y notarios.

Los de izquierda somos aún peores. No sólo apostamos por el talento gaditano sino que también confiamos en el esfuerzo colectivo y en las ganas de participar. Es la gran novedad de la nueva política. La participación y la transparencia se han convertido en auténticos mantras y pensamos que la gente desea intervenir en la gestión de los asuntos públicos.

Queremos datos abiertos con la idea de que cualquier persona pueda comprobar cuánto cuestan los bolígrafos que compra el Ayuntamiento y a quién se los compra. Como si la gente, como si el común de los mortales se fuera a molestar en revisar cuánto cuestan unos bolígrafos.

Planteamos presupuestos participativos pero un presupuesto participativo requiere un esfuerzo voluntario de colaborar en el bien común ordenando las prioridades de los gastos de acuerdo a los ingresos previstos. ¿Está la población preparada y formada para poder avanzar en este sentido?

Porque yo, en mis momentos más pesimistas pienso que tenemos sobrevalorada a la gente. Al fin y al cabo, Esperanza Aguirre encabeza las encuestas. Al fin y al cabo, 1000 votantes se marchan el día de las elecciones y a muy pocos les ha preocupado que el futuro de Cádiz se decide a esas horas.