viernes, 27 de julio de 2012

On air: Tratantes de mierda

La publicidad del Ayuntamiento
contra los trabajadores.
La columna de esta semana ha salido al aire un día más tarde de lo habitual. Aprovechando la Gran Regata, el jueves el Hoy por Hoy Cádiz estaba enrolado en Elcano y me han dejado para el viernes. Precisamente el tema de mi columna es la Gran Regata. Bueno, en realidad la huelga de basura. Ni eso. Sería, en todo caso, la respuesta del Ayuntamiento a la huelga de basura. Porque si los de Sufi Cointer son el servicio de recogida de servicios sólidos urbanos, el Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Cádiz también se ha especializado en trabajar con la mierda en las manos.


Si ustedes quieren saber lo que gana un concejal del Ayuntamiento de Cádiz tienen que irse al Acta del Pleno de 26 de junio de 2011, documento público pero de difícil acceso. Sin embargo, si querían saber el sueldo de un trabajador de Sufi Cointer sólo tenían que mirar en su ordenador el Boletín Oficial de la Provincia de 23 de febrero de 2010. Febrero de 2010. Ni con otro equipo de gobierno ni antes de la crisis. En realidad, en ese Boletín está publicado el conjunto de su Convenio, incluso la cláusula que dice que para 2012 la subida comprometida será del IPC más 2 puntos.

Sin embargo, el Ayuntamiento se ha gastado dinero público en difundir en todos los periódicos los sueldos de estos trabajadores. No es la primera vez que lo hace. Algo similar les hicieron a los trabajadores de la concesionaria municipal de los servicios deportivos. Aunque aquella vez fue por carta privada y no con panfleto sin firmar en prensa.

A Teófila y su rastrero Gabinete de Prensa estas jugadas le salen redondas. Por una parte pone a la ciudadanía en contra de los trabajadores. El agravio comparativo -vaya tela un basurero que gana 30.000 euros al año y mi hijo o mi nieto… que ha estudiado es mileurista-, ha llevado hasta la agresión a trabajadores. A mi no me van a encontrar por ese camino porque jamás agredería a nadie por ejercer sus derechos y porque sé que el dinero que deje de ganar el personal de esa empresa no lo van a repartir entre los gaditanos sino que engrosará las cuentas corrientes de sus propietarios.

Pero lo más rentable para el teofilismo es el otro mensaje, el del miedo. Porque esos panfletos tienen un fondo negro del terror que pretenden sembrar entre los díscolos. Son una advertencia del Ayuntamiento. Contra el que proteste, contra el que se queje, iremos con todos nuestros recursos, hasta los más despreciables. Es lo mismo que burlarse de una periodista joven por hacer una pregunta incómoda. Es nueva, sí, porque si fuera vieja, probablemente, estaría en esa mayoría corrompida con la publicidad institucional que de tanto besar nalgas ha olvidado su profesión.

A mi también me gustaría que Cádiz estuviera limpia para la Regata. Más o menos como me gusta que mi casa esté limpia cuando vienen visitas. Pero es ilegal que yo le pida a alguien que venga a mi casa a limpiarla y después no le pague lo que firmé con ella. Eso es lo que pretende Sufi Cointer con la connivencia del Ayuntamiento. Saltarse el Convenio que firmó.

¿Es mucho lo que gana un basurero? No me lo parece porque yo aspiro a que todos los trabajadores sean remunerados dignamente. Hay gente a la que no le parece caro gastarse 400.000 euros en Carlinhos Brown y otro tanto en un partido de la selección olímpica. A lo mejor, para ellos, bailar por la Avenida entre guardaespaldas o tomar canapés en el palco es más importante a que se cumpla lo firmado y Cádiz esté limpia.

jueves, 19 de julio de 2012

On air: Estoy harto de tantas manifestaciones

Cristina Cifuentes está harta de manifestaciones.
Yo también.
Hoy 19J había convocadas numerosas manifestaciones en todo el Estado español. Hace unos días Cristina Cifuentes dijo que muchos ciudadanos estaban hartos de tantas manifestaciones. Yo estoy entre ellos. Más quisiera yo que los gobernantes tuvieran un plan para salir de la crisis, que no estuviera en cuestión el Estado del Bienestar,... Pero es que no nos dejan otro remedio.


La Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes dice que los ciudadanos están hartos de tantas manifestaciones. Dejando a un lado que esta señora es la responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la capital del Estado mientras que su marido se halla en paradero desconocido por no pagar a sus trabajadores, creo que Cifuentes lleva razón. Yo soy uno de esos ciudadanos que está harto de tantas manifestaciones.
En su momento me manifesté contra el desempleo y los recortes sociales que impuso Zapatero. Salí a la calle el 15 de marzo y el 20 de marzo para mostrarme como un indignado. Después acompañé a los funcionarios en aquella huelga contra la reducción de sus salarios. Estuve en la Huelga General contra la reforma laboral del Gobierno de ZP y en la más reciente contra la siguiente reforma laboral del Gobierno de Rajoy. Me he manifestado contra la mercantilización de nuestros derechos, por la educación pública, por los derechos sanitarios de los extranjeros que viven en nuestro país, por los derechos sociales. 
Como dice Cifuentes, tantas manifestaciones me tienen harto. Porque estoy harto de unos gobernantes que dijeron que subir el IVA era condenar la recuperación económica, el consumo y a los autónomos españoles y, ahora, cuando gobiernan, lo suben aún más. Harto de esos neoliberales que abominan de lo público pero que a la primera que enchufan en la cosa pública a sus vástagos. Como el hijo de Esperanza Aguirre, asesor del Secretario de Estado de Comercio o la hija de Zaplana en Turismo, los dos cargos de confianza y libre designación.
Estoy cansado de que utilicen a los antidisturbios como único medio de justificación de sus políticas que consisten en infundirnos el miedo. Casi tan cansado como los propios policías, que empiezan a plantarse. Hastiado de las SICAV, de la evasión fiscal, de las amnistías a los defraudadores mientras que se suben los impuestos indirectos de los que pagan. 
Saturado de no tener esperanza, de ver cómo se recortan las prestaciones de los parados, los sueldos de los funcionarios, las ayudas a los dependientes, los servicios públicos para cubrir los excesos de políticos y banqueros. Aburrido de esta espiral de recortes y recesión en la que cuanto más nos hundimos más recorta el Gobierno y cada recorte nos hunde un poco más.
Sí. Como dice Cifuentes, estoy harto de manifestarme. Harto de decirle a los que nos gobiernan que así no vamos a ninguna parte. Pero como ellos no me escuchan, esta tarde volveré a salir a la calle a gritar mi descontento, mi hartazgo, mi desilusión. No sé si me oirán. Lo que es seguro es que si me quedó en mi casa no podrán escucharme.

jueves, 12 de julio de 2012

On air: Mi amigo Ramón

Mi amigo Ramón Sánchez Heredia.
Foto de cadiznoticias.com
Con el día que tuvimos ayer, lo más pulcro habría sido dedicar mi espacio en el Hoy por Hoy Cádiz a despotricar de este Gobierno mentiroso que nos conduce a la espiral de miseria y desesperación más inquietante en este país desde la posguerra destruyendo el Estado del Bienestar y las conquistas sociales que tanto esfuerzo supusieron. Sin embargo, he preferido oír la llamada de mi corazón y dedicarle este tiempo a un buen amigo que lo está pasando mal.


Los oyentes van a perdonarme que no dedique esta columna a la mezquindad, la hipocresía y el cinismo de Rajoy y sus palmeros del PP. No acostumbro a utilizar este espacio en Radio Cádiz para practicar la prosa laudatoria sobre un amigo, pero hoy creo que está justificado.

Mi amigo Ramón está luchando por su vida en una cama del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Nunca es la hora justa, pero con la vitalidad y la ilusión que me ha transmitido siempre Ramón, me resulta increíble que a estas horas se esté jugando la vida a cara o cruz en una UCI.

Conocí a Ramón Sánchez Heredia hace tantos años que casi ni me acuerdo. Él era abogado de la asesoría jurídica de la UGT, yo era un mocoso al que le empezaba a preocupar lo que ocurría a mi alrededor. Ramón me acercó a la doctrina social de la Iglesia, a la Teología de la Liberación. Me descubrió la palabra de Blas Infante.

Para mi se convirtió en un ejemplo, por su ejercicio comprometido de la abogacía a favor de los que menos tienen, por su voluntad educativa, por su compromiso ideológico,… Yo me alejé asqueado del andalucismo y de la Iglesia pero Ramón permaneció en el mismo sitio. Siempre con las mismas ideas, siempre en el mismo partido. Quizá no fuera el mayoritario, en el que la gente confiaba, pero era el suyo y no renunciaba a su andalucismo.

Fue por él, y sólo por él, ni siglas ni logos, que me embarqué en el proyecto de concurrir a unas elecciones. Un proyecto que fracasó pero del que aprendí muchísimo sobre la realidad de la ciudad que nos vio nacer, sobre esta Cádiz anclada en el tiempo y en el olvido de tantos.

En esta época en la que la clase política se encuentra tan devaluada, él es político de vocación, de los que vive con lo puesto y no aspira a nada más que a mejorar la vida de sus semejantes con las armas en las que cree, la palabra, el esfuerzo y la educación. Le han ofrecido tantas veces cambiarse de chaqueta, pasarse al bando de los vencedores, que sus renuncias, su tenacidad, me enorgullecen como amigo y lo definen como persona. Porque, sobre todo y, ante todo, Ramón es una buena persona. Tan buena que, quizá, en este mundo de lobos en el que se ha convertido la política, él está fuera de sitio. Pero se mantiene con el ejemplo de su esfuerzo para dignificar el término.

Si me he permitido esta licencia es porque, al fin y al cabo, Ramón es un personaje público, fue concejal del Ayuntamiento y candidato a la alcaldía y es secretario provincial del PA. Por eso y porque es mi amigo. Pero, sobre todo, porque mantengo la esperanza de que pronto vuelva a su casa y pueda oír estas palabras que nunca le dije en persona.

viernes, 6 de julio de 2012

On air: Supuestos presupuestos


Pepe Blas en Onda Cádiz. La cuadratura del círculo.
Foto de Pepe Contreras: pepecontreras.blogspot.com

Lo de que el Ayuntamiento de Cádiz iba a tener un superavit de 58 millones en 2012 me dejó cavilando desde que lo leí. Tanto, que me puse a investigar y descubrí que, como casi todo lo que proviene de los actuales inquilinos de San Juan de Dios, sólo había un poco de verdad y un mucho, muchísimo, de mentira.

Estamos hartos de oír aquello de que las cuentas de una Administración Pública deben llevarse como las de una familia. Son las voces que defienden la austeridad –ahora- mientras que antes organizaban carreras de Formula 1, daban becas para el uniforme de los colegios de pago o se gastaban 8 millones de euros al año en publicidad.
Coincide que esta semana hemos sabido que, por primera vez desde que se recaban estos datos, las familias españolas gastan más de lo que ingresan. Es decir, que ahora, cuando los cinturones se aprietan tanto que no se puede respirar es cuando, verdaderamente las familias están viviendo por encima de sus posibilidades. Entiendo que hay una explicación lógica. Esta crisis está dejando nuestras posibilidades tan a ras de suelo que cualquier pretensión está por encima de nuestras posibilidades.
Porque es muy positivo que una familia ahorre. Si un hogar es capaz de guardar parte de sus ingresos para el futuro puede tener garantizada cierta tranquilidad. Lo que no tiene sentido es que una familia ahorre si para ello, sus hijos no comen, van descalzos o le cobran un euro al abuelo cada vez que va al baño. Nadie en su sano juicio se plantea obtener superavit en sus cuentas a cambio de convertir en miserable la vida de sus miembros.
Pensaba en esto cuando leí que el Ayuntamiento de Cádiz anunciaba un superavit de 58 millones de euros para el presente ejercicio. Me sorprendió porque no parece que los vecinos de Cádiz tengan sus necesidades tan cubiertas como para que el Ayuntamiento pueda obtener 58 millones más de los que gasta. La ciudad es una de las 7 capitales con mayor presión impositiva de España y, a pesar de ello, los servicios municipales no son tan intensos como el afán recaudatorio.
Además, con 58 millones de superavit, no hay explicación a que no se abonen las subidas salariales acordadas con los trabajadores del pabellón Ciudad de Cádiz ni a que se hayan mantenido tantas deudas con proveedores. Tan sorprendido estuve que busqué los presupuestos municipales. Por supuesto que no están en la web municipal, que la transparencia y Pepe Blas funcionan muy mal y lo último que tienen son los de 2010. 
Al final, leyendo en un sitio y en otro descubrí dónde estaba el truco. El Ayuntamiento había contabilizado el préstamo estatal de 69 millones como un ingreso de este ejercicio. Es decir, que, no sobran 58 millones sino que faltan 11. Más o menos lo que este Ayuntamiento se gasta en publicidad y Onda Cádiz. Eso sí que no lo haría una familia: gastar en televisión cuando falta para comer.