jueves, 30 de junio de 2011

On air: Una semana de mierda

Andy y Lucas darán un concierto gratuito durante
el Bicentenario. Será el acto estrella.
Podía haber titulado la columna de esta semana "un futuro de mierda", pero he preferido limitarlo a los hechos de estos últimos siete días, porque desde que llegué el jueves de Córdoba sólo leo noticias pésimas sobre lo que le espera a Cádiz, lo que nos espera en Cádiz en los próximos años.

Se supone que cuando llega el verano y los amigos que trae consigo, como el calor, las horas de sol y los domingos de playa en Cádiz renace el optimismo. Sin embargo, este año ojear los periódicos de nuestra ciudad la semana en la que empieza el verano transmite de todo menos alegría.
Se filtran informes del ministerio de Fomento que vuelven a retrasar la llegada de la alta velocidad a Cádiz y el desdoblamiento de la carretera sin peaje a Sevilla. Es decir, se garantiza que durante algunos años más seguiremos siendo la capital de provincia peor comunicada con los dos principales centros de poder, el autonómico y el estatal.
A lo mejor por eso se explican los fracasos empresariales que se acumulan en nuestra provincia y que muestran un nuevo ejemplo con el ERE de Gadir Solar. Una de las empresas que propuso la Junta para dar trabajo a los ex de Delphi que no ha durado ni dos años. Leer las hemerotecas da pánico. Una gran industria con grandes inversores detrás, se decía que era, pero ha resistido poco más de 500 días antes de mandar a sus trabajadores al paro, de momento por 6 meses. Más de 200 familias que pierden su fuente de ingresos y unos ejecutivos que cuando culminen el cierre serán reasumidos en algún lugar de la empresa matriz.
Aunque para ejecutivos deplorables los de Visteon que decidieron echar el cierre el pasado jueves y mandar a otro centenar de familias a la calle. Sin preaviso, sin despidos, sin indemnizaciones,... De un día para otro se paraliza la actividad a pesar de que la empresa daba beneficios. Otro centenar de trabajadores en el paro y otra esperanza de futuro que se quiebra. Terrorismo empresarial, dicen que es, pero habrá que preguntarse porque esos terroristas siempre ponen la bomba del paro en el mismo sitio.
Pero no sólo los proyectos empresariales se hunden llevándose ilusiones. También los proyectos públicos colectivos. Como el Consorcio organizó la Feria del Mar de las Libertades y quedan menos de seis meses para el Bicentenario esta semana a los medios les ha dado por plantearse como será ese Doce tan esperado y el panorama no puede ser más desolador. Las ilusiones que se nos vendieron durante los años en los que éramos ricos, nos hemos enterado que estaban mal de fecha. No eran para el Bicentenario sino para el Tricentenario. Para el 112, teléfono de emergencias. Para el 2012, no habrá tampoco gran exposición. Como mucho, otro concierto de Merche y una nueva actuación de Andy y Lucas, todo ello gratuito, para llenar, el galeón La Pepa y lo que pueda montar la Peña El Molondro como actividades en convenio. No estarán ni los peruanos de las plumas en la Plaza de las Flores. Por mucho verano, mucho calor y muchos turistas, el panorama que tenemos por delante es absolutamente deprimente.

viernes, 24 de junio de 2011

On air: Valcárcel recuperado

Foto: Cadizfotos.com
A pesar de haber pasado la semana en Córdoba, he seguido de cerca -todo lo que me han permitido mis obligaciones- la ocupación del Colegio Valcárcel y a ella dediqué mi columna del jueves en el Hoy por Hoy Cádiz. No es que yo sea muy de ocupaciones, más bien al contrario, pero en este caso, sin propiedad definida y en un edificio abandonado por la ineptitud de los políticos, me parece una magnífica fórmula de expresión de la indignación ciudadana.

Hay dos formas de entender la propiedad pública. Una, la mayoritaria, es la que considera que las cosas públicas no son de nadie. Esa ha dado lugar a una larga sucesión de desvaríos y desmanes. Los alcaldes que viajan por el mundo a costa de su Ayuntamiento, los concejales que conceden licencias sólo previo pago, los consejeros que oagan Eres a sus familiares, en definitiva, los políticos que meten la mano en la caja. Pero no sólo son los políticos, también muchos ciudadanos cultivan esa visión despreocupada y aprovechadiza de lo público.
La otra forma de entender la cosa pública es la de considerar que lo público es lo de todos. Esa es la visión responsable y comprometida, la que exige dignidad y respeto por lo común, la más difícil de llevar a la práctica en el corto plazo pero la más fructífera de cara al futuro.
Algunas de esas personas que creen en la importancia de lo público decidieron el pasado sábado entrar e forma pacífica en el colegio Valcárcel y ponerlo, de nuevo, al servicio de los ciudadanos de Cádiz. Reabrirlo de forma simbólica para sacar a la luz la desidia de las instituciones que han permitido mantener el edificio abandonado durante una década y que aún hoy no esté definida su titularidad ni su destino.
En general, no soy partidario de las ocupaciones, aunque pocas veces están mejor planificadas y más justificadas que en esta ocasión. Desde este mismo espacio hemos incidido muchas veces en la aberración que supone para una ciudad limitada territorialmente como Cádiz mantener tantos espacios públicos cerrados. El listado ya nos lo sabemos memoria.. Curiosamente, desde el lunes se suceden las noticias de los planes de futuro para algunos de esos edificios de todos que permanecen cerrados en Cádiz, las obras del Colegio Mayor, el uso hotelero del Tiempo Libre.
Muchas veces los ciudadanos nos sentimos incapaces para mejorar la realidad, el entorno que nos rodea. Parece que sólo nos queda el derecho al voto cada cuatro años y el pataleo entre elección y elección. Sin embargo, en ocasiones, se abren pequeñas puertas a la esperanza, a la construcción de una ciudadanía más responsable que controle a sus gobernantes y que cuando estos demuestren su incapacidad, actúe. Una de esas puertas a la esperanza se ha abierto enfrente de La Caleta, en el colegio Valcárcel. 

sábado, 18 de junio de 2011

Del 15M al 19J

Desde que nació he creido firmemente en el movimiento Democracia Real Ya. Para mi es un soplo de aire fresco en el enfangado mundo político, económico y social que vivimos. Que muchos estábamos indignados con lo que vemos en los bancos, las empresas y las instituciones era una realidad que tenía que explotar por alguna parte y lo hizo a partir de las manifestaciones del pasado 15 de mayo.

Como toda inciativa social que se precie, en este mes los indignados han desarrollado un camino lleno de aciertos y errores, al menos desde mi punto de vista. Las acampadas, por ejemplo, tuvieron un primer efecto motivador y difusor pero se prolongaron excesivamente en el tiempo lo que dio lugar a problemas de convivencia con su entorno.

Lo mismo cabe decir de la fijación de los principios. Los cuatro principios fundamentales, cambio en la ley electoral, separación de poderes, lucha contra la corrupción y mayor control de los ciudadanos hacia los políticos, tienen un amplio grado de consenso pero muchas asambleas fueron añadiendo propuestas más o menos geniales que tendían a la dispersión y al rechazo. Yo puedo estar de acuerdo en un referéndum para instaurar la República (que creo que perderíamos) o en abolir las corridas de toros, pero no creo que eso lo pueda decidir una asamblea de trescientos tipos en Granada o Ponferrada. Eso serán decisiones a adoptar una vez hayamos conseguido la verdadera representatividad.

Dicho de otra forma, la radicalización de las propuestas y de las protestas está en contra de lo que muchos hemos valorado positivamente de Democracia Real. Porque la fuerza de esta plataforma no es la de sacar 400, 4.000 o 40.000 a la calle porque siempre serán más los que se quedaron en su casa. La fuerza es que, según las encuestas, más de un sesenta por ciento de esos que se quedan en su casa simpatizan con los indignados.

Por eso hay que ser especialmente cautelosos con las formas y los mensajes. Si la primera intervención de la policía autonómica catalana para desalojar la Plaza de Catalunya sirvió para poner en evidencia los modos de quienes mandan a los agentes y reforzar los principios pacifistas, lo que ocurrió en Barcelona puede ensombrecer ese apoyo mayoritario. Porque aunque sólo fuera una minoría, los poderosos, a los que molesta esta plataforma porque quieren que todo siga como está, magnifican esas desagradables imágenes.

Democracia Real Ya se juega gran parte de su crédito el próximo domingo en las manifestaciones que se convocan en toda Europa. Yo que ni sé tocar la flauta ni tengo perro el domingo acudiré a la manifestación con muchos de mis compañeros, mi mujer y mi hijo. Lo haré como lo he hecho siempre desde que tengo uso de razón, de forma pacífica, porque un demócrata convencido no puede recurrir a la violencia.

viernes, 17 de junio de 2011

On air: Es caprichoso el azar

Con un día de retraso, esta mañana salió a las ondas mi columna en el Hoy por Hoy Cádiz. La razón del retraso ha sido el motivo de la columna, el fuego en el edificio de la calle Brasil. Porque, como decía la canción de Serrat, es caprichoso el azar. En su historia, para encontrar el amor, pero en la vida, muchas veces, para llevarte una desagradable sorpresa.


Loaiza compatibilizará su cargo de alcalde de San Fernando con el de presidente de la Diputación de Cádiz a pesar de lo que había dicho en la campaña electoral. Cayo Lara es abucheado en una concentración contra un desahucio. Diputados catalanes reciben insultos, zarandeos y escupitajos antes de recortar los gastos en educación, sanidad y políticas sociales. Loreto suspende sus fiestas porque el Ayuntamiento no garantiza la subvención. Un político acusado de xenofobia gestionará los recursos sociales del tercer ayuntamiento de Catalunya. Otro, imputado por cohecho será presidente de todos los valencianos. Los socialistas sacan a pasear la pinza para reforzar el voto útil. 
Son muchos temas para iniciar discusiones, debates, intercambios de pareceres en los que nos podemos enfrascar durante horas, haciendo parecer que nuestro tema, lo que nos preocupa hoy es lo más importante en el mundo. Será por la sangre latina, pero reconozco que, en ocasiones, soy uno de esos. De los que se indigna, se molesta, discute, se enfada,… aunque siempre en un tono pacífico. 
Sin embargo, la realidad nos espera a la vuelta de la esquina con una sorpresa para relativizar lo que es verdaderamente importante. Como les pasó a esos vecinos de Lorca a los que Radio Cádiz dedicó su recuerdo y su hermanamiento el martes. Un ejemplo de lo caprichoso que es el azar. La tierra tiembla y de un segundo para otro pierdes todo, el techo en el que vives, el cobijo de tu familia, tus cosas más personales,… 
Algo parecido cabe decir de los vecinos del edificio de la calle Brasil que se vieron sorprendidos por un incendio ayer por la mañana. Salta una chispa que prende por la pintura y en un rato las llamas devoran un edificio entero. 
Ya llegará el momento de buscar responsables, de comprobar por qué no funcionaron las medidas de seguridad, de encontrar los motivos que han quebrado la tranquilidad de muchas familias, de esas personas a los que los bomberos han tenido que rescatar y que han visto arder su casa. 
Hoy lo que toca es apoyar y solidarizarse con todos esos afectados que durante muchos días no podrán dormir en su casa y, por supuesto, felicitar a los bomberos y al personal de seguridad por la efectividad de su reacción, especialmente habida cuenta de que no hay que lamentar víctimas. Con gente como ellos sabemos para qué sirven nuestros impuestos. Y recordar que a veces lo que creemos importante, no lo es tanto.

jueves, 9 de junio de 2011

On air: La crisis como excusa

La columna de hoy nace de una noticia que ayer publicaba La Voz de Cádiz y que se une a la constatación empírica de que a algunos las cosas no le van tan mal. Sólo hay que mirar tantos y tantos bares que están ahora tan llenos como antes y en los que de los cuatro camareros, sólo han mantenido a dos. Dicen que el turismo crece en toda España, pero en nuestra provincia, el crecimiento no se refleja en el empleo, porque para el mismo trabajo, ahora son necesarios 1.600 trabajadores menos.


Mañana viernes el gobierno aprobará la reforma de la negociación colectiva. Esa reforma tendría que haber salido de la mesa de dialogo entre empresarios y sindicatos, pero tras las elecciones de mayo y al ver que los suyos estaban a punto de llegar al poder, los empresarios radicalizaron sus posturas y evitaron un acuerdo al que le faltaban 15 minutos.
La negociación colectiva es uno de los fantasmas de los empresarios españoles. No les gustan los convenios porque marcan unos mínimos de obligatorio cumplimiento para los trabajadores y eso desagrada al patrón. Ellos nos prefieren a los trabajadores en individual, uno por uno, cautivos y desarmados, para ofrecer el plato de lentejas que si no las tomas, las dejas porque habrá otro (otros miles de desempleados) esperando aceptarlas.
Eso, claro está, cuando hablamos de empresarios que cumplen con los convenios. Porque en nuestra provincia, quitando las diez o doce grandes empresas en la que la representación de los trabajadores tiene fuerza suficiente para exigir el respeto de lo pactado, la realidad se aleja mucho de la norma.
Es una percepción que se constata con datos. Según publicaba ayer la prensa, en el primer trimestre de este año los trabajadores de la provincia habían hecho 29.400 horas extraordinarias sin cobrar. Algo así como el trabajo de 1.600 personas más.
Trabajar sin cobrar. Como en las plantaciones de Virginia del siglo XIX. Como siempre en África. Ya no hace falta látigo. Sólo una mirada con la que transmiten que como tú tengo centenares, miles a la espera. El compromiso ético, esta gente se lo pasa por el forro. Sólo quieren ganar más y se olvidan de esas 1.600 personas que podrían trabajar, llevar un sueldo, más o menos mísero, a su casa; de que generarían riqueza, aumentaría el consumo y tendríamos 1.600 razones menos para preocuparnos de la crisis.
La crisis, la maldita crisis y todas sus hijas: la precarización, la falta de especialización, la temporalidad. Esas que ya conocíamos de antes pero que desde que se acabó la fiesta nos está tocando soportarlas. Al menos a algunos, porque otros siguen con sus Mercedes, sus partidos de golf y sus cenas de empresa en El Faro. Han aprovechado la crisis para apretar aún más las tuercas a los trabajadores. Han descubierto que con el restaurante igual de lleno y dos camareros menos, ganan aún más. Y ahora quieren coger posiciones para el futuro, para cuando vuelvan las épocas de vacas gordas, que ellos no han dejado nunca de vivir, por mucho que lloren. Ellos lloran, nosotros nos indignamos de que usen la crisis como excusa.

jueves, 2 de junio de 2011

On air: La teoría de la irresponsabilidad

Teófila no sabe de quién es la culpa. La foto es de
linde5-otroenfoquenoticias.blogspot.com.
Una de las primeras cosas que hago los domingos es leer la columna de José Landi en La Voz de Cádiz. Esta semana, con motivo de la pérdida de la bandera azul a las playas de La Victoria y Cortadura, decía "Nadie asume la responsabilidad" Aquella frase trajo a mi memoria una reflexión de Iñaki Gabilondo que considera la inmadurez de nuestra sociedad en la que nos comportamos como niños porque no sabemos responsabilizarnos de nuestros errores y nuestros fracasos. Fueron esas dos ideas y la constante voluntad de evitar la responsabilidad en la vida pública (y también en el día a día particular) el origen de la columna de hoy.

Ni veinticuatro horas tardó Romaní en darnos la razón a los que sabíamos que lo de la bandera azul no era culpa del Ayuntamiento sino del contubernio socialista que sólo quiere dañar a los consistorios gobernados por el Partido Popular. Eso a pesar de que la bandera también la han perdido en Chiclana y Vejer, ayuntamientos hasta ahora socialistas, pero es que esa gente sí que se lo merece aunque no organice barbacoas ni megaconciertos ni tengan los vertidos residuales descontrolados.
No es novedad. Para Teófila la culpa de lo malo siempre es de otro. Lo bueno es responsabilidad exclusiva de ella y lo malo de los demás. El desempleo del gobierno socialista, aunque en campaña Teófila nos prometiera crear 5.000 empleos; la pérdida de habitantes de la falta de suelo, a pesar de que Cádiz es ahora más grande que antes con los terrenos de Astilleros; las parcialidad en Onda Cádiz del Consejo Audiovisual; el accidente de unos chavales en el Campo de las Balas del gamberrismo, aunque el Juzgado acabe quitando la razón al Ayuntamiento en ambos casos... Son auténticos expertos en la teoría de la irresponsabilidad.
Pero es cierto que no son los únicos. Podemos encontrar ejemplos en otros partidos. Después de perder 2500 votantes más en la ciudad, el secretario local socialista se conforma con salvar la cara. En Jerez su alcaldesa en funciones, ha fracasado estrepitosamente pero se aferra a su cargo sin asumir ningún tipo de responsabilidad. Es más, incluso se habla de que los suyos quieren promocionarla para otro puesto en la Junta de Andalucía.
No es patrimonio exclusivo de nuestro entorno. En Catalunya los Mossos de Esquadra revientan a palos a manifestantes pacíficos y desarmados pero el Consejero de Interior, máximo responsable, no se da por aludido. Ni siquiera del hecho de que los agentes fueran sin la obligatoria identificación es razón para que este señor presente su dimisión.
Esta teoría de la irresponsabilidad alcanza más allá de los políticos. El entrenador del Cádiz después de ahogar las ilusiones de miles de cadistas a orillas del Ebro no es capaz de reconocer su incapacidad sino que carga las culpas al árbitro que ya se sabe que no va a defenderse.
Es, como se ve, un mal endémico de nuestra sociedad. Desde niños nos enseñan que el alumno aprueba y el profesor lo suspende y no logramos madurar. Todo tiene una justificación que exime de culpa al autor. Se prefiere el ridículo de la excusa a la sinceridad del error. Pero lo peor es que si no se reconoce un error no se pueden asumir sus consecuencias, ni extraer sus enseñanzas para el futuro. Una causa más para que nos vaya como nos va.