jueves, 5 de mayo de 2011

On air: Los Reyes Magos venían cada cuatro años

Foto: UCA

Las promesas electorales de cada cuatro años son este año más pobres que nunca. Tanto que algunos prometen que no cumplirán lo que prometieron.

A mi me encantaban las campañas electorales. Las municipales, concretamente. Cada cuatro años parecía  que escribíamos la Carta a los Reyes Magos de los ciudadanos de Cádiz. Una ciudad virtual creada a golpe de promesa electoral. Hace cuatro años, por ejemplo, nos diseñaron Cádiz con un barrio sobre palafitos para jóvenes junto a la carretera de San Fernando, una Gran Plaza del Mar y los más friquis un Parque de atracciones en los terrenos de Astilleros. Astillerosland podría haberse llamado. De campañas anteriores podemos recordar, por ejemplo, aquel gran acuario junto al mar imitando al de Génova que atraería a los turistas del mundo entero o el gran centro multiusos en los terrenos de Navalips. O los innumerables usos del Chalé de San Luis. Navalips, la Zona Franca y San Luis son siempre promesas recurrentes en cualquier campaña.
Hubo una época incluso en la que coleccionaba en un cajón de mi despacho los panfletos electorales de Teófila Martínez para evaluar el grado de cumplimiento pasados cuatro años. Nunca superaba el 30%, pero eso es algo que ningún medio de comunicación se preocupa en comprobar. Todos, al llegar las nuevas elecciones nos vuelven a vender las promesas como esos padres que no quieren revelar a sus hijos la verdad del sueño infantil de los Reyes Magos.
Este año es todo distinto. Con la nueva ley electoral ya no queda hueco ni para las inauguraciones. Por eso, el teofilismo se tiene que conformar con abrir la lista de espera para apuntarse en la piscina de Astilleros y promocionarlo a los cuatro vientos.
No  sólo es cosa de la Ley electoral, también la propia comodidad en la victoria (y la seguridad en la derrota) está dando un nivel de promesas deplorable. Y eso que empezamos bien, con aquellos 5.000 empleos que Teófila iba a crear en la Zona Franca. Curioso que con el paro y la emigración juvenil de Cádiz hayamos tenido que esperar 16 años para que vayan a crear 5.000 empleos. Curioso que lo hagan quienes dicen que no tienen responsabilidad en el desempleo en Cádiz. Pero los 5.000 empleos fueron un espejismo. Las promesas han ido bajando tanto de nivel que nos estamos conformando con una red de parques caninos y un carné para conducir bicicletas. Eso por no hablar del museo cofrade o la industria del Carnaval. Con Varela en la lista tienen cubiertas las cés de la idiosincrasia gadita: carnaval, cofradías y el Cádiz.
Pero lo más sorprendente de todo es la nueva modalidad de promesa electoral. La contrapromesa para hacer daño a los de tu partido. La han practicado los socialistas con el Castillo de San Sebastián que tampoco estará para el Doce. Este año, según parece, no tenemos derecho ni a los Reyes Magos. Sólo tendremos carbón después del 22 de mayo.

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