jueves, 24 de noviembre de 2011

On air: La doble alma del PP


El balcón de Génova
No podía ser de otra manera. La columna de hoy ha estado dedicada a la victoria de los chicos de la gaviota en las elecciones. Como no se sabe qué Partido Popular nos vamos a encontrar ni qué políticas van a desarrollar no sabemos si debemos tener miedo o simple precaución.

Aunque el voto es secreto, a mi no me importa revelar que no me sumé a la ola azul. Nunca he encerrado a la gaviota en la urna de cristal. Dicen que ya no hay clases, que no hay ideologías, pero yo me crié en una familia de obreros y el Partido Popular no representa los intereses en los que creo. Como tampoco los representa el PSOE, dicho sea de paso.
No quiero con ello decir que, para mí, ser de derechas sea malo. En absoluto. Hay una derecha europea, moderna y moderada cuyas ideas políticas rechazo, pero que respeto. Gente como Ruiz Gallardón, Soraya Sáez de Santamaría, Montoro, Herrero de Miñón,… Creo que si el Partido Popular estuviera repleto de gente así a España le iría mejor. El problema, desde mi punto de vista, es que junto a ellos hay representantes de una derecha mucho más ultramontana, gente como Vidal Cuadras, Esperanza Aguirre, Ana Botella, Fraga o, sin ir más lejos, Blas Fernández. Si el gobierno queda en manos de gente así, mi preocupación se incrementa.
La cuestión es saber en qué grupo está Mariano y como cualquier cosa, con Rajoy resulta difícil averiguarlo. Él sólo había dicho que iba a repartir confianza y nos iba a hacer felices, pero hasta eso niega ahora haberlo dicho. En realidad serán sus actos los que determinen qué tipo de presidente quiere ser. Dicen que Zapatero ha sido el peor presidente de la democracia. Mariano no debe olvidar que perdió dos elecciones contra él. 
Creo que todos sabemos que habrá recortes, esas medidas económicas propias de las teorías liberales que le imponen desde Europa y que ya el PSOE ha venido haciendo desde mayo de 2010 aunque a los socialistas les haya costado el desapego de su base electoral. Al Partido Popular no le pasará siempre que consiga el objetivo, reducir el desempleo.
Sin embargo, donde se juega la reputación, desde mi punto de vista, es en las medidas que no cuestan dinero, por decirlo de algún modo. Si recorta los derechos sociales adquiridos durante la etapa de Zapatero, como la ley del matrimonio homosexual o la ley antitabaco, si recupera el mensaje de criminalización de los inmigrantes, si vuelve la manipulación a televisión española, si se retoma la apuesta por la energía nuclear, si regresa la falta de respeto hacia quienes pensamos distinto y actuamos distinto,… En definitiva, si se entrega a los más reaccionarios de los que le rodean y repite errores del pasado será un mal presidente. 
Aunque lo que dure como presidente no dependerá de eso, sino más bien de lo otro, de lo económico, de que Europa reaccione y los mercados relajen su presión. De lo contrario, es más que posible que en unos meses un tecnócrata ocupe el sillón que ahora tiene Mariano.

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