Se acaba la campaña. Ya, ya sé. ¿Qué vamos a hacer a partir de mañana sin campaña? Tendremos que volver a hablar de fútbol, de la prima de riesgo, de la lluvia y de Belén Esteban, los que hablan de Belén Esteban. Hoy aún podemos hablar de la campaña. Y mañana, que a mi lo de la jornada de reflexión me parece una gran chorrada.
Aunque ha mantenido un voluntario segundo plano, el 15M es el gran protagonista de la campaña. En el PP y sus proximidades han dicho que se trata de una gilipollez, o que los indignados no quieren trabajar. Los demás partidos han tratado de aproximar sus tesis a las de este movimiento social. Los hay que han incorporado a algunos de sus miembros, o algunas de sus tesis, bien por conveniencia, bien por cercanía intelectual. Entre los primeros destacan las propuestas de Rubalcaba sobre el cambio de la ley electoral. De todas formas, el 15M, DRY o como quieran llamarlo no lo ha dicho todo en esta campaña. Esta noche y mañana ha convocado concentraciones que volverán a poner sobre la mesa la exigencia al gobierno que entre, sea el que sea, de replantear bastantes realidades de este sistema nuestro.
Los llaman mercados y no lo son. Es una oligarquía con capacidad de controlar el precio del objeto que venden que, curiosamente, es dinero. Por eso, ayer que España compraba dinero tiraron del interés hacía arriba y dispararon la prima de riesgo para después hacerla descender. Lo curioso en todo esto es que no paramos de hablar de intervención, de prima de riesgo, de qué hacer para calmarlos, de un gobierno de tecnócratas. Todo para ellos, nada para los ciudadanos. A mi me recuerdan a los terroristas de ETA. Cuando el secuestro de Miguel Ángel Blanco toda España sabía que no se podía ceder al chantaje para salvar la vida de una persona. Con los especuladores debería haber ocurrido igual. Pero ya se les entregó la vida de los griegos, los portugueses, los irlandeses y los italianos. Ahora vienen a por los españoles. Pero después llegarán belgas y franceses. Al tiempo.
Son, desde mi punto de vista, los grandes olvidados de esta campaña. Ayer se manifestaron para reclamar una educación gratuita. Y de calidad, añadiría yo. Porque no se trata sólo de que no haya recortes sino de mejorar la educación, de reducir la diferencia que mantiene nuestra educación con respecto al resto de países europeos, diferencia alarmante según el informe Pisa. Se ha hablado de cómo no empeorar la educación, pero no de cómo mejorarla. Si yo tuviera entre 15 y 20 años, en este momento estaría muy alarmado. Con 33 y lo estoy, pues imagínate si me quedara todo por hacer y casi todas las certezas con las que contaba yo a esa edad estuvieran derrumbándose. Pero los políticos, una vez más, han olvidado a los jóvenes..
Ayer, cuando regresaba del pabellón Ciudad de Cádiz -ese que si el Ayuntamiento no paga a Eulen se quedará sin actividades-, me encontré a un grupito de UPyD. Como en una secta, todos uniformados con sus camisetas rosa y pendientes de su líder omnipotente. En este caso, estaban delante de una marquesina con la foto de Rosa Díez. Me pidieron que les hiciera una foto y, por supuesto, me negué. Al rato me encontré al mismo grupo. Lo curioso es que estaban poniendo carteles, pero no eran de UPyD. Eran de la Unión Estatal de Federaciones y Asociaciones por la Custodia Compartida similares a los folletos que recibí en mi buzón y que pongo en la foto. En el panfleto se pide el voto por UPyD o el PP y, sobre todo, que no se vote a PSOE ni IU. No sé cómo va eso de la regeneración democrática, pero repartir publicidad de una asociación pidiendo el voto para un partido con la camiseta de ese partido puesta, éticamente me parece un poco discutible.
Hasta ahora había mantenido un discurso bastante comedido. Pero ayer ante la desesperación del sprint final lanzó un mensaje que, ciertamente, resulta revelador. Para cazar el voto progresista volvió a alertar de la dispersión del voto de izquierdas (como si el PSOE lo fuera) y de camino denunció que si el PP llega al gobierno con mayoría absoluta no será sólo mayoría absoluta sino que será "poder absoluto". La tesis es que con tantos ayuntamientos, tantas Comunidades Autónomas, el Parlamento y los medios de comunicación el poder que tendrían los populares excedería del asumible. Dos matices. Uno, si es así lo es por acción de los ciudadanos y por culpa del PSOE. Además, cuando el PSOE entre 1982 y 1990 acumuló el mismo poder, nadie entre los socialistas lo alertó. Si España sobrevivió a aquello, no hay razón para que no pueda sobrevivir al Gozilla popular.
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