domingo, 4 de diciembre de 2011

On air: Ondas de Cádiz


Osuna en el centro con el Ondas en la mano,
flanqueado por Menacho y Fernando Santiago.
La foto es del blog conlavenia.

Aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid es una de las cosas más comunes cuando escribes columnas para la radio o los periódicos. No es tan común, sin embargo, hablar bien de alguien en esas columnas. Yo lo hice este jueves, aproveché que un grupo de gaditanos capitaneados por Javier Osuna habían recibido el Premio Ondas para alabar a tres personajes gaditanos que admiro porque representan lo mejor que tiene el talento de esta tierra. La suerte que tengo es que no conozco a ninguno de ellos y, por eso, el halago es tan sincero como inocente. No espero siquiera una convidá de ninguno de los tres.

A mi también me gustaría saber en qué consiste eso de El duende de Cádiz. Sé que existe y que me resulta absolutamente maravilloso, pero tenerlo no es fácil. Sólo unos cuantos elegidos lo disfrutan y nos hacen disfrutar con ese regalo. El duende de Cádiz no es el humor, no es el chiste gaditano tan manoseado año tras año en nuestros carnavales hasta haberse convertido en nuestra principal industria.
Ese duende no es gracia, es más ingenio, la capacidad para decir aquello que no se espera, pero que es tan cierto como irónico o sarcástico. Para mi, uno de mis referentes más admirados es el Libi, don Emilio. Un tipo que tiene el duende, el ingenio tan natural que no ha querido explotarlo como modo de vida y prefiere levantarse temprano cada día para ganarse el pan con el sudor de su frente vestido de guardia de seguridad.
Los hay que llevan el ingenio más allá aún. Son capaces de darle una vuelta a una idea sencilla y convertirla en algo distinto que llama la atención de propios y extraños. Lo pienso cada vez que oigo o leo a Pepe Monforte en esta radio o en el periódico en el que escribe. Un tipo que sabe mucho de lo suyo que es la comida gaditana pero que, además, lo presenta con ese punto de arte, de gaditanismo que ha permitido, por ejemplo, que su licenciatura en tortillología se cuele en los periódicos internacionales y en los programas de radio y televisión de toda España.
El duende de Cádiz también consiste en crear algo diferente con los instrumentos que se tienen a mano. Que se lo digan, por ejemplo, a Javier Osuna, que con su amor por la radio y por la historia creó esa Radio La Pepa 18.12 que ayer recibió un premio Ondas en el Liceo de Barcelona ante la mirada atenta de todo el mundo periodistico. Él, además, lo remató con la dignidad de acordarse de todos esos periodistas que atraviesan el mal trago del despido y engrosan las listas del paro. Una voz que gritó desde nuestro denostado sur demostrando que el ingenio no está reñido con la profesionalidad y con la seriedad cuando se trata de afrontar retos importantes.
Hoy puedo permitirme este homenaje a los tres, porque ellos saben que lo hago desde el convencimiento de quien no ha hablado nunca con ellos pero sabiendo que son tres referentes de lo mejor que tenemos los gaditanos. Hay muchos más, por supuesto, menos de los que debería haber para poder sacar esta ciudad adelante, pero suficientes para que aún nos queda la esperanza de sobrevivir que este tsunami económico que nos engulle.

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