jueves, 2 de junio de 2011

On air: La teoría de la irresponsabilidad

Teófila no sabe de quién es la culpa. La foto es de
linde5-otroenfoquenoticias.blogspot.com.
Una de las primeras cosas que hago los domingos es leer la columna de José Landi en La Voz de Cádiz. Esta semana, con motivo de la pérdida de la bandera azul a las playas de La Victoria y Cortadura, decía "Nadie asume la responsabilidad" Aquella frase trajo a mi memoria una reflexión de Iñaki Gabilondo que considera la inmadurez de nuestra sociedad en la que nos comportamos como niños porque no sabemos responsabilizarnos de nuestros errores y nuestros fracasos. Fueron esas dos ideas y la constante voluntad de evitar la responsabilidad en la vida pública (y también en el día a día particular) el origen de la columna de hoy.

Ni veinticuatro horas tardó Romaní en darnos la razón a los que sabíamos que lo de la bandera azul no era culpa del Ayuntamiento sino del contubernio socialista que sólo quiere dañar a los consistorios gobernados por el Partido Popular. Eso a pesar de que la bandera también la han perdido en Chiclana y Vejer, ayuntamientos hasta ahora socialistas, pero es que esa gente sí que se lo merece aunque no organice barbacoas ni megaconciertos ni tengan los vertidos residuales descontrolados.
No es novedad. Para Teófila la culpa de lo malo siempre es de otro. Lo bueno es responsabilidad exclusiva de ella y lo malo de los demás. El desempleo del gobierno socialista, aunque en campaña Teófila nos prometiera crear 5.000 empleos; la pérdida de habitantes de la falta de suelo, a pesar de que Cádiz es ahora más grande que antes con los terrenos de Astilleros; las parcialidad en Onda Cádiz del Consejo Audiovisual; el accidente de unos chavales en el Campo de las Balas del gamberrismo, aunque el Juzgado acabe quitando la razón al Ayuntamiento en ambos casos... Son auténticos expertos en la teoría de la irresponsabilidad.
Pero es cierto que no son los únicos. Podemos encontrar ejemplos en otros partidos. Después de perder 2500 votantes más en la ciudad, el secretario local socialista se conforma con salvar la cara. En Jerez su alcaldesa en funciones, ha fracasado estrepitosamente pero se aferra a su cargo sin asumir ningún tipo de responsabilidad. Es más, incluso se habla de que los suyos quieren promocionarla para otro puesto en la Junta de Andalucía.
No es patrimonio exclusivo de nuestro entorno. En Catalunya los Mossos de Esquadra revientan a palos a manifestantes pacíficos y desarmados pero el Consejero de Interior, máximo responsable, no se da por aludido. Ni siquiera del hecho de que los agentes fueran sin la obligatoria identificación es razón para que este señor presente su dimisión.
Esta teoría de la irresponsabilidad alcanza más allá de los políticos. El entrenador del Cádiz después de ahogar las ilusiones de miles de cadistas a orillas del Ebro no es capaz de reconocer su incapacidad sino que carga las culpas al árbitro que ya se sabe que no va a defenderse.
Es, como se ve, un mal endémico de nuestra sociedad. Desde niños nos enseñan que el alumno aprueba y el profesor lo suspende y no logramos madurar. Todo tiene una justificación que exime de culpa al autor. Se prefiere el ridículo de la excusa a la sinceridad del error. Pero lo peor es que si no se reconoce un error no se pueden asumir sus consecuencias, ni extraer sus enseñanzas para el futuro. Una causa más para que nos vaya como nos va.

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