sábado, 18 de junio de 2011

Del 15M al 19J

Desde que nació he creido firmemente en el movimiento Democracia Real Ya. Para mi es un soplo de aire fresco en el enfangado mundo político, económico y social que vivimos. Que muchos estábamos indignados con lo que vemos en los bancos, las empresas y las instituciones era una realidad que tenía que explotar por alguna parte y lo hizo a partir de las manifestaciones del pasado 15 de mayo.

Como toda inciativa social que se precie, en este mes los indignados han desarrollado un camino lleno de aciertos y errores, al menos desde mi punto de vista. Las acampadas, por ejemplo, tuvieron un primer efecto motivador y difusor pero se prolongaron excesivamente en el tiempo lo que dio lugar a problemas de convivencia con su entorno.

Lo mismo cabe decir de la fijación de los principios. Los cuatro principios fundamentales, cambio en la ley electoral, separación de poderes, lucha contra la corrupción y mayor control de los ciudadanos hacia los políticos, tienen un amplio grado de consenso pero muchas asambleas fueron añadiendo propuestas más o menos geniales que tendían a la dispersión y al rechazo. Yo puedo estar de acuerdo en un referéndum para instaurar la República (que creo que perderíamos) o en abolir las corridas de toros, pero no creo que eso lo pueda decidir una asamblea de trescientos tipos en Granada o Ponferrada. Eso serán decisiones a adoptar una vez hayamos conseguido la verdadera representatividad.

Dicho de otra forma, la radicalización de las propuestas y de las protestas está en contra de lo que muchos hemos valorado positivamente de Democracia Real. Porque la fuerza de esta plataforma no es la de sacar 400, 4.000 o 40.000 a la calle porque siempre serán más los que se quedaron en su casa. La fuerza es que, según las encuestas, más de un sesenta por ciento de esos que se quedan en su casa simpatizan con los indignados.

Por eso hay que ser especialmente cautelosos con las formas y los mensajes. Si la primera intervención de la policía autonómica catalana para desalojar la Plaza de Catalunya sirvió para poner en evidencia los modos de quienes mandan a los agentes y reforzar los principios pacifistas, lo que ocurrió en Barcelona puede ensombrecer ese apoyo mayoritario. Porque aunque sólo fuera una minoría, los poderosos, a los que molesta esta plataforma porque quieren que todo siga como está, magnifican esas desagradables imágenes.

Democracia Real Ya se juega gran parte de su crédito el próximo domingo en las manifestaciones que se convocan en toda Europa. Yo que ni sé tocar la flauta ni tengo perro el domingo acudiré a la manifestación con muchos de mis compañeros, mi mujer y mi hijo. Lo haré como lo he hecho siempre desde que tengo uso de razón, de forma pacífica, porque un demócrata convencido no puede recurrir a la violencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario