lunes, 4 de octubre de 2010

El efecto Tomás

Tomás Gómez en el metro de Callao.
Foto: Público.
Es un ejercicio de imaginación porque no pertenezco ni he pertenecido a ningún partido político; pero si yo fuera socialista y, si en lugar de cruzar la Avenida Cayetano del Toro todas las mañanas, atravesara la Gran Vía, yo también habría votado a Tomás Gómez. Ya digo que parto de dos premisas absolutamente irreales. Una, la de cambiar el mar infinito que se divisa desde la calle Brasil por el océano de cemento que asfixia la plaza de Callao. La otra, la de haber sacrificado mi libertad de pensamiento, palabra y obra por pertenecer a una de esas organizaciones en las que se renuncia a la capacidad de disentir en aras del culto al líder que, ahora, ya no se llaman sectas sino partidos políticos. Pero, de haberse dado ambas condiciones, habría sido uno de esos que prefirió a Tomás Gómez en lugar de a Trini.

Lo que sí tengo seguro es que habría participado en las primarias. De hecho, me encantan las primarias. Me parece uno de los pocos ejercicios de democracia interna que siguen quedando dentro de los partidos políticos y por eso me decepcionó que el PSOE de Cádiz hurtara esa posibilidad a sus militantes en nuestra ciudad. No habría sido mi caso, pero la posibilidad de testar qué candidato cuenta con mejores apoyos y es capaz de transmitir un discurso más ilusionante es una de las grandes ventajas de este proceso. Tienes sus riesgos, por supuesto. Cabe la posibilidad de que se convierta en una guerra fratricida que beneficie al resto de partidos, pero los partidos de izquierda -si es que al PSOE le queda algo de izquierda-, deben continuar con estos mecanismos de profundización democrática.

Entre los riesgos que se corren con unas primarias está el de debilitar al aparato del partido cuando apuesta por un candidato y éste pierde. Es lo que le ha pasado a Zapatero con Trini, ha apostado por una candidata y ha perdido. Tendrá que pedir cuentas a quienes le indujeron a tomar esa decisión, Rubalcaba y Blanco entre ellos. Ahora hay muchos análisis que consideran que es el final de Zapatero. De esos análisis hay que descartar aquellos que se hacen de forma interesada desde el Partido Popular, un partido que practica el dedazo en sus designaciones para mantener el omnímodo poder de su cúpula dirigente. El PSOE, sin embargo, entrega ese omnímodo poder, en casos como el de Madrid, a sus militantes y puede pasar cualquier cosa.

Desconozco las razones que han llevado a cada uno de los 7.613 militantes del PSM a votar a Tomás Gómez. Conozco las que habrían sido las mías y ninguna es por la falta de carisma o competencia de la otra candidata. Ni siquiera por su acento. Yo lo habría votado para oponerme a una forma de hacer política basada en las encuestas, para quejarme de esos asesores que preparan, ejecutan y cocinan sondeos de opinión con los que demostrar lo que ellos quieren demostrar y a esos políticos que toman las decisiones pensando sólo en el día siguiente. La Política (con mayúsculas) es algo más. Es buscar el beneficio de la ciudadanía al largo plazo. Es marcar prioridades y actuar. Cuando no se tiene sobre la mesa un ideario, una hoja de ruta, unos objetivos, la Política se convierte en política. En el arte de ganar las próximas elecciones. En el ruin oficio de sobrevivir en el cargo público. Lo mismo de Ministra de Sanidad que de candidata a la presidencia de una Comunidad Autónoma.

Los proyectos, los auténticos, se diseñan a largo plazo. El cortoplacismo es uno de los males de nuestra sociedad, de nuestra clase política. Por eso, yo habría preferido a un tipo que llevaba tres años currándoselo frente a una paracaidista de los que detentan el poder. Porque estoy harto de encuestas y de gobernantes que sólo piensan en las próximas elecciones.

1 comentario:

  1. Diego, para no haber pertenecido a ningún partido has impartido una clase magistral de lo que es (o debería ser) la democracia. La izquierda debe diferenciarse del dedazo de la derechas pero SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE. Y en cuanto a Cádiz, no puedo estar más de acuerdo contigo. Yo también habría votado a Tomás, porque es un tipo que no se arrodilla ante las imposiciones "órganicas" y como bien dices se lo ha currado. Es un caso muy parecido al de Pilar Sánchez en Jerez: ambos dos nunca han perdido ninguna elección y siempre han llegado a través de primarias. Pero esto parece que molesta a la mediocridad ambiente. Salud.

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