Horas antes de que empiece el Concurso del Falla y la cobertura desmesurada que del mismo ofrece Onda Cádiz, les he dedicado mi columna en Radio Cádiz.
Mañana
las pantallas de muchos televisores de nuestra ciudad volverán a reflejar la
imagen de Onda Cádiz. Después de casi un año sin saber de ellos, entre
chirigota y chirigota, la publicidad de Onda Cádiz nos cantará uno de los
mejores cuplés del año, el de que Cádiz es una ciudad que funciona.
Desde
sus orígenes, Onda Cádiz se erigió en el instrumento de propaganda más poderoso
del teofilismo. En la calle adoptó el acertado seudónimo de Tele Teo porque la
presencia de la máxima mandataria de la ciudad en la emisión era asfixiante.
Ahora, que hay otras pantallas de las que están más pendientes en San Juan de
Dios, Onda Cádiz es el reducto para contarnos su mentira aprovechando el tirón
mediático de las fiestas de la ciudad.
Onda
Cádiz ha llevado a una nueva dimensión eso que algunos han llamado el Universo
Gaditano, o lo que es lo mismo, las tres cés de la idiosincrasia más pacata de
este rincón: Carnaval, cofradías y el Cádiz. Ellos le han añadido un cuarto
elemento: Teófila. Con esos cuatro ejes construyen una programación que sirve
para engordar el ego de unos cuantos y para que campen a sus anchas los comisarios
políticos. Debates en los que determinadas voces de esta ciudad son
sistemáticamente vetadas. Informativos en los que se ofrece la visión más sesgada
y parcial de lo que ocurre de Cortadura para dentro y de Cortadura para fuera.
Porque
lo de Tele Teo se les queda corto. Onda Cádiz se ha convertido en un
instrumento al servicio de la acción de la gaviota. Así, durante un tiempo
fueron más Moresquistas que nadie y después concedieron amplia cobertura a las
cosas de San Fernando, curiosamente a raíz de que Loaiza se convirtiera en alcalde de La Isla y presidente de la
Diputación. Eso por no hablar del extraño pacto que mantuvieron con
Metropolitan TV, aquella cadena que algún iluminado pretendió convertir en la
antítesis de Canal Sur para confirmar su asalto al Palacio de San Telmo. El
asalto fracasó, pero la aventura la sufragamos los gaditanos con nuestros
impuestos. O con los anuncios de Emasa, Procasa y Eléctrica de Cádiz que, al
fin y al cabo, también son nuestros impuestos.
Mañana, si son de los que quieren ver las coplas
del Carnaval en directo y los primeros, recuerden que el capricho nos cuesta
mucho dinero de nuestros impuestos a los gaditanos. Dinero para pagar a algunos
excelentes profesionales pero también para los sueldos de varios mandos
intermedios sin más capacidad que haber sido leales al régimen. Cádiz no se
puede permitir pagar una cadena pública de televisión, sobre todo si es para
emitir en directo el concurso del Falla y no los Plenos del Ayuntamiento.
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