A veces pienso que siempre estoy criticando, que siempre cuento las cosas malas que pasan. No es que me esfuerce, me sale solo porque la situación es lo que pide. Veo tantas situaciones difíciles que es mucho más fácil reflejar estas que encontrar unas buenas noticias. Esta semana, sin embargo, he aprovechado que habían coincidido dos buenos proyectos, aunque sólo fueran proyectos, para contar dos cosas buenas en mi columna de Radio Cádiz. Eso sí, sólo dos cosas buenas.
En los casi cuatro años que llevo haciendo estas
columnas para Radio Cádiz, siempre ha primado una visión crítica. Han sido
pocas las ocasiones en las que he utilizado este espacio de libertad que me
brinda la SER para ensalzar la figura o la acción de alguna persona. No es que
yo sea un tipo resentido ni pesimista, al menos no me tengo por tal, es que ha
coincidido con los que probablemente hayan sido los cuatro años más convulsos,
duros y deprimentes de la historia reciente de España.
Esta semana, no obstante, he decidido destacar dos
noticias buenas. No me faltan motivos para hacer crítica. De hecho, ahora mismo
están los compañeros de Navantia encerrados exigiendo barcos con los que hacer
sudar su frente para ganarse el pan. También estamos de protesta universitaria
contra las políticas liberales de un gobierno que no quiere que la Universidad
siga siendo la escalera de ascenso social de los hijos de la clase obrera. Pero ya digo
que hoy prefiero centrarme en dos buenas noticias.
En primer lugar la decisión del Ministerio de Defensa
de ceder al Servicio Andaluz de Salud el Hospital de San Carlos. La vieja
aspiración de los cañaíllas se ha hecho realidad para mejorar el mapa sanitario
público de nuestra provincia y reducir el papel de la sanidad concertada que,
comparativamente, aquí es seis veces superior al resto de las provincias
andaluzas. Quedan flecos por cerrar, pero es un magnífico primer paso.
También me parece una buena noticia la decisión de la
Junta de Andalucía, de utilizar el terreno de la Residencia de Tiempo Libre
para uso hotelero y comercial. El proyecto anterior de ubicar allí
equipamientos administrativos era un auténtico ataque a la capacidad de
generación de empleo turístico en una de las zonas más importantes de nuestra
ciudad.
Es cierto que lo que se anuncia es el primer paso,
sacar a concurso el proyecto, pero la nueva dimensión del proyecto ofrece
esperanzas para reactivar, aunque sea mínimamente, la economía turística de la
ciudad. Además, un concurso público, nada de tejemanejes y regalos como los
planteados por el gran capo de la sanidad concertada.
Sólo queda esperar que ambos proyectos se desarrollen
con celeridad. Ayer mismo paseaba por la puerta de la Ciudad de la Justicia y
su cartel que amarillea. O el Olivillo, la Escuela de Náutica, el Pabellón
Portillo, el Centro del Mayor de Loreto-Puntales, la nueva Guardería y tantos
proyectos cuya efectividad se eterniza. Lo sé, eso es volver a ofrecer una
visión pesimista, pero es que son tantos los ejemplos y las situaciones
insoportables que hasta el día que quiero hablar destacar dos buenas noticias
tengo que acordarme de muchas malas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario