jueves, 1 de septiembre de 2011

On air: El Vaporcito como metáfora

La genial imagen la he tomado del twitter de
Fernando Casas:@baticadiz. 
Ciertamente, para mi regreso tenía preparada una columna sobre la reforma constitucional, pero hay tanta gente hablando sobre el tema, que preferí obviarla en la radio y mañana la colgaré aquí en mi blog. De la reforma, me pasé al hundimiento del Vaporcito, que es más cercano y que me resulta la metáfora perfecta de lo que le pasa a Cádiz y su Bahía.

Se hunde el Vaporcito y arden las redes sociales. Al momento de que el Adriano III estuviera bajo el agua la noticia recorría toda la red. La Wikipedía recogía su defunción. En la web de El País la noticia se convirtió en la séptima más leída. En Facebook se sucedieron los homenajes, la mayoría con referencias al pasodoble de Los hombres del mar porque, en parte, si el Vaporcito era lo que era lo era gracias al genio conileño. De repente, surgió un grupo que pretende su recuperación al que se sumaron en pocas horas más de 3.000 personas. 
Tras la gente, como siempre, llegaron los políticos. Antoñita la primera fue Nuestra querida y nunca suficientemente bien ponderada Señora alcaldesa que a las pocas horas prometió ayudar a rescatar el Vaporcito. Curiosamente, el mismo día podíamos leer que una empresa de seguridad dejaba de trabajar con el Ayuntamiento porque le deben más un millón de euros. Es decir, que mientras que Teófila promete sacar a flote el Adriano III, sus impagos hunden a los proveedores municipales.
No fue la única. Tras la alcaldesa de Cádiz, el alcalde de El Puerto, Enrique Moresco. Después hasta la ministra de Medio ambiente se ofreció a colaborar en la recuperación del mítico Vapor del Puerto. Los más cautos fueron los de la Junta que bastante tienen ya con lo suyo como para meterse en más berenjenales.
¿Les suena la historia? Es la misma de siempre. Algo se pierde en Cádiz y empiezan las movilizaciones, después aparecen los políticos prometiendo arreglarlo y al final nada de nada. Podemos hasta intuir los próximos pasos. Llegará la manifestación para salvar el Vapor, la recogida de firmas, el festival carnavalesco e, incluso, el partido de fútbol benéfico entre los veteranos del Cádiz y quien sea capaz de venir a coste cero.
Después todos miraremos a las instituciones. El Ayuntamiento le echará las culpas a la Junta, cambiará la ministra y su sucesora dirá que es una prioridad, pero que con los recortes, ahora mismo es inviable, la Junta le echará las culpas al Ayuntamiento y así hasta llenar páginas y páginas de periódicos y horas de radio.
Cuando se acaban las palabras y se trata de hacer algo de verdad, de rascarse el bolsillo, ni los que mandan, ni los mandados están dispuestos. Ni siquiera los 3.000 del grupo de Facebook, pagarían 50 euros por cabeza o constituirían la Asociación de Amigos del Vaporcito que colaborase en su recuperación. Y el Vaporcito seguirá bajo el agua, y el Vapor seguirá hundido, como sigue hundida la Bahía. Ya lo sé, he vuelto pesimista, pero es que no me queda otra.
No puedo concluir sin enlazar el pasodoble que más borrachos han cantado en Cádiz:




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