jueves, 3 de marzo de 2011

On air: Políticos hipócritas, ciudadanos valientes

Zapatero y Gadafi. La foto está tomada de ABC.
Sólo 100 personas acudieron el pasado martes a la concentración en apoyo al pueblo libio que se organizó en Cádiz. La cuna de la libertad está preocupada en otras cosas. Mientras, muchas personas ponen en riesgo su vida en la búsqueda de la libertad.


Mientras Cádiz sólo piensa en Carnaval, el mundo asiste a uno de esos momentos que van a cambiar la Historia para siempre. Por fin los ciudadanos de los países del norte de África se han levantado contra los tiranos que llevan décadas sometiéndolos. Una ola democrática recorre la orilla sur del Mediterráneo y, uno a uno, van cayendo dictadores ante la fuerza de revoluciones populares pacíficas.
El movimiento es especialmente relevante habida cuenta de que esa zona del planeta siempre ha adolecido de democracia y libertades. La última aventura en esta línea la emprendió Argelia en 1992 pero acabó sofocada por un golpe de estado apoyado por la Comunidad Internacional. 
Y es que, si durante cuatro décadas las dictaduras han cercenado los derechos de los habitantes del norte de África gran parte de responsabilidad la tiene este mundo civilizado que presume de libertades. Con la excusa del islamismo, el terrorismo o por simples intereses económicos, las democracias occidentales han financiado, apoyado y respaldado todos esos regímenes desde Marruecos hasta Egipto.
Estos días Gadafi se resiste a abandonar el poder y masacra a su propio pueblo. Los gobiernos europeos se rasgan las vestiduras y anuncian que acudirán al rescate de los refugiados. Sin embargo, prefieren obviar que han estado apoyando a la dictadura libia durante los últimos años, que las armas con las que se repele la revolución son de fabricación europea y que Libia mantiene auténticos campos de concentración en los que encierra a los inmigrantes venidos del África central, pagados con fondos de la Unión Europea que no ha dudado en colaborar con el sátrapa libio para controlar a esos seres humanos que quieren buscar un mundo mejor.
A Europa se le llena la boca al hablar de derechos pero apoya a estas dictaduras desde Mauritania hasta Egipto para controlar la frontera sur. En la política exterior europea se hace bueno aquello de que no hay amigos sino socios.
De la hipocresia no se salva el Gobierno español, por mucho que  ahora la ministra Chacón se muestre supermolesta. Pepe Bono antes de aparecer en todos los medios como defensor de la democracia contra el golpe de Tejero, se hace la foto con el sátrapa guineano, Teodoro Obiang. Los ministros de Fomento e Industria le bailan el agua al régimen chino. Incluso el hombre del talante, que tanto ha hablado de igualdad, no tiene reparos en ir a buscar dinero y apoyos en un país como Catar en el que la mujer es un ser inferior y los derechos humanos no existen. Y es que, por lo visto, los principios de nuestros políticos sólo sirven de cara a la galería. Menos mal que en el mundo aún quedan ciudadanos valientes dispuestos a arriesgar su vida por su libertad.

2 comentarios:

  1. Diego, cada vez que te oigo (siempre) y cada vez que te leo más de acuerdo estoy contigo, a pesar de que las contingencias de los tiempos nos impidan conversar más. Me congratulo de saberte siempre coherente. Besos a los TRES.

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  2. Gracias, Selva. Viniendo de ti es doblemente halagador.

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