En una semana en que Cádiz permanece en estado catatónico, la mejor manera para salir en los medios es hablar de Carnaval. Eso lo ha aplicado la concejal socialista Marisa de las Cuevas con una propuesta original... si no fuera porque llevamos 30 años en Cádiz a vueltas con lo del Patrimonio de la Humanidad.
El Grupo Municipal Socialista
ha anunciado su intención de promover en el Ayuntamiento la declaración del
Carnaval de Cádiz como Patrimonio inmaterial de la Humanidad. Vaya por delante
que saber que en el grupo socialista del Ayuntamiento queda gente con vida es siempre
una buena noticia porque su desaparición física e intelectual durante los
últimos meses hacía temer lo peor.
Lo que me convence menos es
la propuesta realizada. Lo del Patrimonio de la Humanidad parece una de esas
ideas que tienen nuestros ediles, sean del color político que sean, cuando se
aburren y no tienen otra cosa mejor en la que pensar. Ya pasó en su momento con
la declaración de Cádiz como Patrimonio de la Humanidad, objetivo expresado en
diversas ocasiones pero nunca conseguido. Cíclicamente han surgido voces que pretendían
plantear esta aspiración como si el reconocimiento por la Unesco nos pudiera
salvar de la deriva que llevamos.
Algo parecido ocurre con el
Carnaval. Este Carnaval que nació siendo una fiesta de los gaditanos se convirtió
en Fiesta de Interés Turístico Internacional y después en patrimonio de los
andaluces por efecto de las cámaras de Canal Sur. Ahora quieren hacerlo
Patrimonio de la Humanidad como si la declaración pudiera salvarlo de la deriva
que lleva.
Ciertamente, estaría bien eso
de compartir con la humanidad una parte de nuestra fiesta. Aquella que tiene
que ver con el ingenio, con la música, con el humor. Esa parte del Carnaval que
es diferente y de la que nos podemos sentir orgullosos como gaditanos. Pero,
precisamente, esa es la parte que no es de nadie más que de sus participantes.
El Gómez, las Niñas, el Selu, los del Perchero, los Guatifó y muchos otros son
ejemplo de lo mejor que tiene esta fiesta.
Pero no es oro todo lo que
reluce en el Carnaval. No creo que la humanidad quiera hacer suyos el cutrerío
de la Cabalgata del domingo o los orines en las esquinas o la basura que dejan
los botellones de los sábados de Carnaval. Habría que plantearse primero
desterrar todo lo que tiene de malo este Carnaval antes de querer convertirlo
en lo que no es.
Puestos a solicitar la
declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad yo lo solicitaría a la
capacidad que tiene Cádiz de sobrevivir de Carnaval en Carnaval. Porque muchos
de los que nos sacan una sonrisa en febrero pasan después once meses sin un
trabajo ni una vivienda digna. Esa debería ser la misión de los políticos en días
como estos y dejar los anuncios grandilocuentes y vacíos cuya única intención
es arrancar un titular.
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