jueves, 3 de enero de 2013

On air: Baltasar es negro

Lucas será el Baltasar en Cádiz
Este jueves he escrito dos artículos. Uno, sobre la situación político-social en la perspectiva del nuevo año que se ha quedado en el baúl y que, probablemente, publicaré en el blog mañana. Sin embargo, he preferido hacer una columna para Radio Cádiz algo más navideña dedicada a los Reyes Magos. En realidad surgió a partir de una conversación con un amigo sobre el rey Baltasar y quienes lo emulan en España.


Reconozco que de todas las fiestas navideñas, mi día preferido es el de los Reyes. No me gustan las uvas y nunca ligué en un Fin de Año. El 1 de enero las calles tienen resaca. A mi casa sólo llegó Papa Noel porque me educaron en las tradiciones clásicas. Tengo presente algunas nochebuenas realmente buenas y muchos días de Navidad en familia. Pero pese a todo me quedo con el día de los Reyes Magos. 
No se trata de una cuestión nacionalista porque a mi me gustaban los Reyes Magos cuando se creía que eran de Oriente y no como ahora cuando ha dicho el Papa que son andaluces. Mis mejores recuerdos están asociados a la ilusión de la espera, metido en la cama con un ojo entreabierto tratando de sorprender a los Magos en su impresionante aventura de acudir a todas las casas del mundo a llevar los regalos. También las sorpresas al contemplar los juguetes y, por qué no, alguna que otra decepción acumulada en los años. Aunque de estas últimas pocas gracias a que a mis padres nunca les faltó el trabajo ni la salud para desarrollarlo. 
Ahora he cambiado de bando y observo en mi hijo esa ilusión reflejada en sus ojos cada vez que hablamos de los Reyes Magos. Él no sabe aún que es un afortunado porque su madre y yo podemos pagar las facturas de los juguetes que la noche del 5 entren en casa. Mientras, muchos niños tendrán que conformarse con la caridad de Asociaciones y la solidaridad de la buena gente que sirven de parche pero que no solventan el verdadero problema de justicia social que subyace en la España del 2013. Otros no tendrán ni esa fortuna y amanecerán el día 6 con el salón vacío mientras que sus padres se muerden los labios para no llorar. 
Regreso a la dinámica de contemplar cabalgatas y me llama la atención lo poco que han cambiado los Reyes Magos en España. Cada vez son más y hay nuevas figuras como el Cartero y la Estrella. Por cierto, aprovecho la ocasión para mandarle un abrazo al Cartero Real de Cádiz. Seguro que su madre estaría orgullosa de verlo llenando de ilusión la cara de tantos niños. 
Sin embargo, lo que no ha cambiado apenas es la figura de Baltasar. En una sociedad como la nuestra, multicultural y cada vez más interracial, resulta ridículo que no sean personas de raza negra quienes representen al mago negro. Se prefiere a un personaje de relevancia con la cara pintada. Si el papel de las mujeres queda relegado a la Estrella de Oriente porque los Reyes Magos eran hombres, cómo se consiente suplantar la raza de uno de ellos. Salvo las excepciones de futbolistas y médicos las cabalgatas de España se llenan de maquillaje para no acudir a la realidad de esta nueva sociedad. Como si un vendedor ambulante, un obrero de la construcción o un camarero no pudieran despertar la ilusión de tantos niños.

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