jueves, 13 de octubre de 2011

On air: Razones para el 15O


El 15 de octubre hay convocadas manifestaciones a nivel mundial para mostrar la exigencia de un cambio en el panorama social, político y económico que estamos viviendo. Desde mi punto de vista, sobran las razones para acudir, porque sobran las razones para indignarse y es mucho más útil unirse contra los que mandan que dividirse entre los que obedecemos.

Hace cinco meses una manifestación conmocionó los cimientos de la realidad española. Un grupo de jóvenes hartos del paro y la precariedad, de las falsas promesas y de la falta de reflejo de sus intereses e iniciativas en los estamentos políticos decidieron salir a la calle. Cogieron al sistema desprevenido. Ni los políticos ni los periodistas esperaban que aquella manifestación desembocara en el mayor movimiento social que se recuerda en España desde la transición.
El 15M, los indignados, Democracia Real Ya o como quiera llamarse puso en evidencia que en España no éramos tan conformistas como se había venido diciendo. Su indignación, además, no era exclusiva de España sino que se ha transmitido a nivel mundial. Alejados de la violenta respuesta británica, de forma pacífica ya existen movimientos de indignados en toda Europa, en Israel y hasta en el propio Wall Street. Todos ellos saldrán a la calle el 15 de octubre gritando por un cambio global.
Porque cinco meses después pocas cosas han cambiado. Y las que lo han hecho no ha sido, precisamente para mejor. El Banco Central Europeo pone pegas para ayudar a Grecia, España e Italia pero ni una para salvar a los bancos, como el caso del Dexia francobelga. El Gobierno ha ido encandenando reformas laborales para tratar de dar confianza a los mercados, pero éstos siguen sin confiar. Hasta una reforma constitucional hemos visto en cinco meses con el único objetivo de bajar la prima de riesgo. Pero ni una sola medida que contribuya a reducir esa tasa de paro que soportamos y que en el caso del paro juvenil resulta, simplemente, directamente, insoportable. Esos cuatro millones de parados no disfrutan de las indemnizaciones y pensiones vitalicias que cobran los antiguos ejecutivos de cajas de ahorros intervenidas con dinero público. El dinero público para sus bolsillos pero no para lo público porque empezamos a ver recortes en sanidad y educación que parecen sólo aperitivos de lo que está por venir. La maquinaria mediática de las grandes multinacionales de la política, PP y PSOE, ha acallado la voz de los partidos pequeños que, ahora, incluso tienen que buscar firmas para presentarse a las elecciones. Zapatero nos impone ser parte de un escudo antimisiles sin debate en el Congreso porque así lo imponen los americanos. Cada vez hay menos bienestar, cada vez hay menos democracia.
El 15 de octubre, 5 meses después, los indignados volverán, volveremos a la calle. En este tiempo el movimiento ha hecho muchas cosas, algunas bien y otras menos bien, pero no consiste en estar completamente de acuerdo con el de al lado sino completamente en contra de la deriva que estamos padeciendo y, a este respecto, las razones para mostrar la indignación persisten e, incluso, podríamos decir que se han incrementado.

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