jueves, 9 de diciembre de 2010

On air: Preguntas que incomodan

La columna de esta semana surge por una conversación de Facebook. Un amigo me explicaba que le habían vetado como amigo de Teófila Martínez por preguntarle cómo podrían hacer desde el Ayuntamiento para contratar a más trabajadores de Cádiz en las obras municipales. Desde ese momento ya no pudo publicar nada en el muro de la cántabra. Se ve que en el equipo de gobierno muncipal tienen muy bajito el nivel de preguntas incómodas.


Ahora todo el mundo está en Facebook. Están en la famosa red social restaurantes, chirigotas, cofradías, bares... Hasta una frutería he visto con página en Facebook. Y el Hoy por Hoy Cádiz que ha creado su página en la famosa red social para que sus amigos, entre los que me encuentro, podamos comentar los reportajes y conocer, con anticipación los contenidos del programa.
También los políticos tienen su propio perfil. Desde que Barack Obama puso de moda este modelo de comunicación parece que entre los políticos españoles surgió la necesidad de tener su blog, su twitter o su perfil de Facebook. Entre los nuestros también está de moda eso de abrirse a la red social para llegar al mayor número de personas posibles. Sin embargo, no terminan de entender que el único valor real de Facebook es la posibilidad de interactuar con el otro, porque para lanzar un mensaje hay centenares de medios más directos.
Me lo contaba el otro día un amigo sobre Nuestra Señora Alcaldesa Teófila Martínez. Él, que era amigo de la cántabra en la red social, pensó que era un buen sistema para preguntarle a la alcaldesa qué se podría hacer desde el Ayuntamiento para reducir el paro entre los gaditanos. No obtuvo respuesta y lo que es peor, desde aquel momento le vetaron la posibilidad de seguir escribiendo en la página de la cántabra. Pero no fue el único, entre los comentarios surgieron otros compañeros a los que preguntar a Teófila cuándo iban a cobrar sus empresas del Ayuntamiento les supuso su exclusión de entre las amistades de la señora Martínez.
La anécdota me la contaban días antes de que el equipo de gobierno municipal decidiera limitar las preguntas de la oposición a las que responderían en el Pleno. Una medida que, pese a su legalidad, muestra el talante tan poco dado al debate del teofilismo. No quieren preguntas ahora que hay tantas que hacer. No quieren explicar cuánto nos cuesta a todos Onda Cádiz; qué hace Romaní en el Área de Desarrollo Económico si el desempleo en Cádiz sigue aumentando; cuánto le sale a cada gaditano la insoportable propaganda de con el Ayuntamiento de Cádiz, sí; cuándo se acabará la Tribuna del Carranza; cómo se puede vender un inmueble propio a uno mismo, como se ha hecho con las sedes de Aguas de Cádiz; por qué tarda tanto el PGOU; por qué no tenemos los presupuestos año por año.  
Son preguntas incómodas que Teófila y los suyos no quieren responder. Ellos no quieren la publicidad, si eso significa hacer pública la información. Ellos prefieren la propaganda, propagar sus mensajes sin admitir preguntas. Ellos no quieren amigos en Facebook. Ellos quieren súbditos.

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