jueves, 23 de septiembre de 2010

On air: 29-S

Hace unas horas se ha emitido mi columna de esta semana en el Hoy por Hoy Cádiz. Es sobre al Huelga General del próximo 29-S y después de escuchar los comentarios de los oyentes me he dado cuenta de que se me ha olvidado otra de las circunstancias que dificultan el éxito de la huelga y que, además, es una de sus causas: la precariedad laboral.

Estamos a menos de una semana de la Huelga General. Los sindicatos y todos aquellos que apoyan la huelga calientan motores. Ciertamente, el miércoles se presenta una de las huelgas más complejas para los sindicatos que han visto como determinados políticos ponen en cuestión su papel.
Esos políticos son los mismos que no apoyan la huelga y que juegan con la ventaja de que pase lo que pase salen ganando. Si la Huelga triunfa dirán que es el fin de Zapatero. Si fracasa que es el fin de los sindicatos. Eso es lo que desearía la derecha, que no hubiera organizaciones sindicales capaces de enfrentarse al poder empresarial y político. No es sorprendente porque a la derecha el movimiento sindical le provoca urticaria. Preferirían encontrarse al trabajador sólo y desasistido, sin un convenio colectivo que respetar, sin derechos para imponer la ley del mercado, la ley del más fuerte. Por eso a los empresarios, a los jefes, a la derecha sociológica de este país les gusta la reforma laboral. No lo pueden decir, pero les gusta y no apoyan la Huelga.
El problema para los sindicatos está en movilizar a otro sector, el de los votantes del PSOE, muchos de ellos trabajadores que no saben muy bien qué pensar. Lograr que esas personas se den cuenta de que han sido traicionados, de que los socialistas, de nuevo, han vuelto a entregar sus derechos al mercado, a convertir nuestros sacrificios en moneda de cambio con los bancos y las multinacionales para poder seguir ellos en el poder.
Y es que la huelga llega cuando puede llegar. El gobierno de Zapatero se cansó de repetir que saldría de la crisis sin afectar a los derechos sociales hasta que una aciaga noche de mayo ignoró sus principios y sus declaraciones, ignoró a sus votantes y se entregó a los designios de los neocons que campan por esos entes indefinidos llamados mercados.
El mayor derecho de un trabajador es el derecho a trabajar, dice Zapatero emulando a los que se suponía que eran su oposición. Pero no. El derecho del trabajador es el derecho a trabajar con dignidad, el derecho a trabajar con derechos, a no ser despedido si no es por una causa justificada, a cobrar el salario establecido,... Lo contrario acabaría justificando la explotación del que da empleo a cambio de un plato de comida.
La decisión de secundar una huelga general es una decisión personalísima. A estas alturas habrá quien haya decidido ya que no irá a trabajar el miércoles que viene. Algunos lo decidirán de aquí a entonces. Otros el propio miércoles por la mañana. Y otros, por supuesto, irán a trabajar pase lo que pase. Yo también he tomado la decisión y haré huelga. En contra de la explotación laboral. En contra de la deriva derechizante de este gobierno.

3 comentarios:

  1. Sí, Diego, pero precisamente la precariedad laboral es un arma de doble filo porque ¿se animará el que tenga un "trabajito" aunque sea precario a apoyar públicamente la huelga?. No sé...me produce una inmensa duda. Hay que tener en cuenta los "controles" y demás. Ya veremos.

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  2. A eso me refiero, precisamente, Selva. La precariedad contra la que también se pretende combatir en la huelga es, también, una circunstancia que la dificulta seriamente. Son muchos los que no pueden ir a la huelga por temor a las represalias e, incluso, al despido. En esas condiciones, no hay libertad de huelga.

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  3. Sí, Diego, y ahora nos viene el gobierno con el diálogo con los sindicatos a lo que digo: Sra. Salgado: con los sindicatos se negocia, a tiempo claro está, pero no se "polemiza" y menos a 30 horas de la huelga convocada hace ya meses y que la ciudadanía tiene meridianamente claro que la reforma laboral puede echarnos muchos años atrás. Lesiona nuestros derechos laborales, mientras el gobierno se muestra impasible con las SICAV y como dice Almudena Grandes "los trabajadores somos el motor de la economía". ¿Y qué hacemos los que tenemos cotizados 15 años y más de sesenta en el almanaque? Es sólo un ejemplo.

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