
Diría que mi primer recuerdo radiofónico es la voz de Juan
Manuel Pedreño narrando los goles del Cádiz en Zaragoza, una de las pocas veces
que el Cádiz de aquella época ganaba lejos del Estadio Carranza. Bueno, tanto
no ha cambiado la vida a pesar de los años que han pasado.
Sin embargo, no estoy completamente seguro de que yo
escuchara aquellos goles. Sí sé que leí después la historia y quizá, por eso,
identifico la radio con aquel día. Tampoco estoy seguro de que escuchase a
Carmen Coya o a Pepe Benítez desde el Gran Teatro Falla en las sesiones de
tarde. Eran otros tiempos en los que el Carnaval sólo llegaba por el oído y lo
mismo a las 5 que a las 10.
Con total certeza, sí recuerdo escuchar en el mediodía a Teo
Vargas y una curiosa tertulia que tenía. Levante y Poniente se hacían llamar.
Eran los tiempos de Irigoyen y el Cádiz en Primera. Lo escuché en un Walkman lo
que indica que, sin duda y a pesar de que me sigan confundiendo en la
universidad con un alumno, me estoy haciendo viejo.
Aquellos eran los primeros días en los que yo tenía potestad
de elección en la radio y osaba a escaparme de la tiranía que mi padre había
impuesto con Luis del Olmo. No sé por qué, pero desde el principio yo preferí
la SER, especialmente Iñaki, De la Morena y la gente del Carrusel.
Sin embargo, gracias a mi padre, he sido siempre más de radio que de televisión, sobre todo
en los años de instituto y universidad. Nada de radiofórmulas, el 90.8 de la FM
o el 990 de la AM puesto en el aparato que había encima de mi cama y así echaba el día, mientras que, al mismo tiempo, pasaba apuntes, resolvía problemas o salía
a correr.
Sin embargo, lo que más me gustaba de la radio era su
emisión desde Cádiz y mi voz en la radio es la de Carlos Alarcón.
Ya sé que no es lo habitual, pero mis recuerdos de radio más agradables los uno
a sus retransmisiones con Antonio Hernández Rodicio desde el Gran Teatro Falla
o a su Hoy por Hoy con Manolo Camacho que entonces, con dos gaditanos de pro cada uno a su manera, era, sin lugar a dudas, el programa más gaditano de la radio
difusión mundial.
Recuerdo a Angel Mozo Polo, recientemente fallecido, Eduardo Lumpié, Juanelo, el Libi, el Marques de la Calle Sagasta, Jesús del
Río, las tertulias con Fernando Santiago, Julio Braña y Jose Berasaluce, entre
otros. Eran tiempos en los que la programación local llegaba a medio día y por
la tarde y yo siempre que podía me enganchaba. Hasta aprendí de Semana Santa
con aquella Cruz de Guía a pesar de que mi interés por la Semana Santa era tan
limitado como el que tenía por el paleolítico inferior.
Después, con aquella percha, comencé a familiarizarme con
otras voces, como la de Fernando Pérez Monguió, Francisco José Román o Jose
María Ruiz. Y más tarde llegó Pedro Espinosa cuya voz me traía ecos de mi
tiempos de instituto.
Por eso, el día que sonó el teléfono en mi casa y Carlos
Alarcón me ofreció participar en Radio Cádiz no dudé ni un segundo. Para mi era
un enorme orgullo colaborar en el programa que, como oyente, ya era mío. Y lo
sigue siendo por la plena libertad que me conceden cada jueves. Y lo será hasta
que ellos quieran.
Gracias a eso he conocido a algunos de los nombres que he
mencionado antes y también a otros que llegaron después como Libertad Paloma y Natalia Perales, Ignacio de la Varga o Julio Camacho. Y por supuesto, a Lourdes
Acosta, la jefa, siempre amable y cercana.
Hoy Radio Cádiz cumple 90 años y quiero felicitar a todos
los que la hacen y la han hecho en estas nueve décadas. Al fin y al cabo, cada
vez que voy, me siento como en casa. Además, como oyente, muchos años antes de
permitirme hacer oír mi voz, Radio Cádiz ya era mi radio. Felicidades.